Todos en nuestras cabezas nos pasamos los meses de la offseason intentando predecir lo que pasará durante los escasos 5 meses de temporada. Intentamos predecir quién será el seed 1 de cada Conferencia, quién será el número 1 del Draft, quién obtendrá el MVP y así una infinidad de enigmas que nos proporciona esta liga, y que sirven para copar nuestros pensamientos una vez que acaba el Draft y que la actividad deportiva se ve reducida al mínimo hasta el comienzo de los training camps. Y una de las predicciones reinas es quiénes serán los dos equipos que participen en la Super Bowl. Han hecho de ganar, la rutina de lo extraordinario.
Y sí, por fin pudimos resolver el enigma, serán los Philadelphia Eagles y, para sorpresa de nadie, los Kansas City Chiefs. Y digo para sorpresa de nadie porque cuando hacemos esas predicciones mentales, todos pensamos en otros equipos como favoritos, quizás por plantilla o por necesidad de ver una cara nueva en la cima. Hasta que nuestro subconsciente nos recuerda que NUNCA hay que apostar contra los chicos de Andy Reid. Y no, nuestro subconsciente no falló, les tenemos interiorizados como los rivales a batir y ellos nunca defraudan.
Un camino (casi) perfecto
Han pasado casi 5 meses del comienzo del camino, en aquel frenético partido contra los Baltimore Ravens decidido por un milímetro de la bota de Isaiah Likely. Desde entonces, no han sido pocos los partidos ganados con un final ajustado, para todos queda en el recuerdo aquel drive final contra los Cincinnati Bengals o el field goal fallado por Will Lutz. Estos resultados colocaban a los de Missouri en una situación privilegiada para obtener el seed 1.
Todo estuvo a punto de cambiar, en lo que fue la única derrota relevante de toda la regular season, cuando los Chiefs sucumbieron en Orchard Park, contra sus archienemigos los Buffalo Bills en un partido con algún que otro error y en el que se padeció el magnífico nivel de Josh Allen.
A partir de ahí, los siguientes partidos siguieron con la tónica previa del equipo, permitiendo a los pupilos de Andy Reid continuar sin demasiada preocupación hasta final de temporada en ese ansiado primer puesto de la AFC. Fue tal la suficiencia de resultados del equipo que consiguieron el primer objetivo de la temporada el día de Navidad, dándose el lujo de dar descanso a los titulares en la última jornada.
Playoffs pasados por Arrowhead
Como hicieron hace dos años, y a diferencia del año pasado, los Chiefs gozarían de la enorme ventaja de jugar en casa cada partido de playoffs que disputasen. No ha sido baladí este dato, más allá del bye correspondiente en la ronda de Wild Card, para un equipo como los Chiefs con una afición siempre tan ruidosa, el factor campo siempre influye.

Se encargarían de abrir una ronda de divisionales compleja, después de 3 semanas de inactividad competitiva se enfrentaban a unos Houston Texans que llegaban crecidos tras su gran ronda previa. El equipo venció con la misma sensación que en la mayoría de partidos de la temporada, dando la sensación de que no habían necesitado meter la quinta marca. A destacar el partido de Travis Kelce, que hizo el mejor partido de la temporada.
La Final de la Conferencia Americana sería el gran plato fuerte del año. La visita de Josh Allen a Arrowhead en playoffs por primera vez desde el histórico partido de los 13 segundos. Esta vez, no hubo un final tan memorable, pero sí vibramos con, posiblemente, el mejor partido de la temporada. ¿El desenlace? El de siempre. Los Chiefs volvían a imponerse a unos Bills impotentes, con la sensación de haber dejado pasar una oportunidad única. Aunque, personalmente, no dudo de que veremos una quinta entrega de esta saga en los próximos años, y sí, creo que, aunque sea únicamente por el destino, la imbatibilidad se verá truncada.
Un suelo inalcanzable para la mayoría
Estos excelentes resultados de este equipo no se podrían entender sin su quarterback estrella Patrick Mahomes, un tipo que no sabe lo que es perder antes de la Final de Conferencia. Es verdad, que el de Texas se ha visto rodeado de otros futuros Hall of Famers como Travis Kelce o Chris Jones. Además de contar con Andy Reid, una de las mayores mentes ofensivas de la historia de la NFL. Sin olvidarnos, claro está, de Steve Spagnuolo, el coordinador defensivo, el coordinador más exitoso de la historia.
Este monstruo de cinco cabezas ha sido capaz de llegar a las 7 últimas finales de Conferencia. Sí, no es una errata, 7 Finales de Conferencia consecutivas. Un hito reservado únicamente para ellos. Muy pocos han ganado tanto, pero nadie, absolutamente nadie, lo ha hecho con la regularidad y el ritmo canibal de una dinastía que ya es historia del deporte.
De esas 7 Finales, 5 han resultado en un billete para la Super Bowl, entre ellas 3 seguidas. En Nueva Orleans, el día 9 de febrero tendrán la oportunidad de entrar en un nuevo Olimpo, un Olimpo desconocido hasta ahora que podría ser el de conseguir tres Trofeos Lombardi consecutivos. Nadie siendo vigente bicampeón había tenido la capacidad de repetir en el partido más grande del año, este equipo sí lo ha conseguido.
Una generación que no sabe perder
Que 5 miembros del equipo que ya son leyenda del deporte apenas pierdan es un hito único. Sin embargo, que ningún jugador que lleve en el equipo desde el Draft de 2022 sepa conjugar el verbo perder en playoffs es un hecho sin parangón. Son ya 9 partidos en los que jugadores clave salidos en ese Draft como Trent McDuffie, George Karlaftis o Isiah Pacheco no conocen lo que es perder un partido en postemporada.
Ese último dato podría parecer absurdo, pero no lo es. En la NFL los proyectos son cíclicos, el cap te impide mantener todo el talento que puedes ir acumulando. Si, además, ganas, el Draft dificulta la posibilidad de renovarte de la mejor manera. En cambio, los Chiefs no cumplen con los ciclos, se encargan de descubrir talentos quizás un poco más ocultos y con menos flashes. Será el duro entrenamiento y trabajar con los mejores lo que acabe puliendo a los chicos jóvenes. El ratio de acierto por pick de Brett Veach y compañía es altísimo, muy superior a la media. Este nivel de acierto permite que el nivel medio del equipo casi nunca baje pese a las duras pérdidas anuales por culpa del límite salarial.
Una Super Bowl contra los Eagles y contra la historia
El 9 de febrero, en Nueva Orleans, esperan los Philadelphia Eagles. El equipo de Nick Sirianni que ha completado una temporada excelsa en el otro lado del cuadro. Para muchos, los de La Ciudad del Amor Fraternal cuentan con el mejor roster de la liga: A.J. Brown, Jalen Hurts, Jalen Carter, Quinyon Mitchell, Zack Baun, Cooper DeJean… y así hasta completar un plantel maravilloso. Sin olvidarnos de su gran estrella, un Saquon Barkley en estado de gracia. Un jugador que no destrozó el récord de yardas terrestres en un año por prevalecer lo colectivo a lo individual.
No creo que el partido sea demasiado parecido al que vimos hace dos años en Glendale, Arizona. No me imagino, de nuevo, a Jalen Hurts disfrazado de superhéroe por el emparrillado, y menos con las presiones que le podría enviar a Spagnuolo. Será un partido marcado por las continuas carreras de Saquon, las cuales deberán ser paradas mejor que la mayoría de carreras de ayer de James Cook.
El ataque estará condicionado por la defensa de un Vic Fangio que está demostrando ser otro de los grandes coordinadores de este lado del balón. Y si en un lado Saquón es clave, creo que será Jalen Carter el gran peligro del equipo del kelly green.
Serán esos, los principales factores que separarán a Patrick Mahomes y a los suyos de un threepeat. Un logro que sería histórico de conseguirse y difícilmente igualable.
Sin olvidarnos, que como ha dejado caer su hermano Jason, podríamos estar ante el último partido de la carrera de Travis Kelce, para muchos uno de los mejores tight ends de la historia si no el mejor.

Conclusión: La rutina de lo extraordinario.
En definitiva, los Kansas City Chiefs son la gran dinastía de esta era, pase lo que pase en Nueva Orleans. Se han ganado por méritos propios ser en el futuro recordados como uno de los grandes equipos de la historia, como por ejemplo: los San Francisco 49ers de Joe Montana.
Eso sí, si cuando los focos del Caesars Superdome se apaguen el 9 de febrero han visto a los Chiefs coronarse una vez más, me temo que el debate será otro. En las comparaciones históricas con los Chiefs posiblemente solo queden los Patriots de Bill Belichick y de Tom Brady. Y a éste último le saldrá un duro competidor como GOAT con Patrick Mahomes. Habrán ganado menos, pero el dominio de poder conseguir tres títulos seguidos es algo que solo los verdaderos elegidos pueden conseguir.
Termine como termine, no podremos dejar de valorar a un equipo que ha marcado su suelo en las Finales de Conferencia. Un reloj suizo engrasado a la perfección por un quarterback legendario. Y, en definitiva, un equipo que hace que lo extraordinario no sea más que su rutina.