La música y la NFL en Europa: Sweet Caroline

Los referentes cambian. No diré que involucionan. En aquellos primeros noventa todos queríamos ser Kurt Cobain. Recuerdo haberle suplicado, en vano, a mi madre para que me comprara algo como el Cárdigan, entre salvia y laurel, que luce el líder de Nirvana en el Unplugged de la MTV. Éramos pijos burgueses de familia estructurada y estable en la que solo te pegaban cuando te lo merecías. A la mínima, abandonábamos los chinos y los polos Lacoste seducidos por un estilo desaliñado e imperfecto, arrugado y casi sucio, en el que primaba lo descosido, lo quemado, lo roto.

No era un elogio de la basura, era un grito de independencia y rabia adolescente innecesaria. No teníamos edad aún para drogarnos, así que girábamos sus cintas en viejos loros Philips imaginando duras vidas de barriada americana que nunca tendríamos. Insensatos. Aquella chaqueta, un icono pop ya para siempre, salió intacta a subasta años después, con el mismo agujero de cigarrillo, sin lavar, superando la puja final los 300 mil dólares.

Kobain la había usado mucho aquellos últimos tiempos. Se cree que la compró en una tienda de segunda mano: la prenda tenía más de 30 años cuando la adquirió. No se sabe, sin embargo, si la llevaba puesta en su último viaje en avión, el 3 de abril de 1994. Kurt había accedido a entrar en un programa de desintoxicación en Los Ángeles, después de que en Marzo tuvieran que cancelar la gira europea del In Utero por su incapacidad para concentrarse, su talante errático, su estado enfermizo y apático.

No duró ni 48 horas en la clínica.

Aprovechando la noche salió al jardín, saltó el bajo muro que rodeaba la finca y huyó. Pilló un bus al aeropuerto y cogió el primero que salía para Seattle. De entre todas las personas del mundo fue a sentarse a la vera de Duff MacKagan, bajista de Los Guns, en lo que debió ser uno de los ratos de aviación más extraños de la historia del rock. Pese a su conocida animadversión hacia los Roses, Kobain parecía tranquilo y feliz de encontrarle allí, declaró Duff días después. Sin embargo, por dentro, sus instintos le decían que algo no iba bien. Fue la última persona conocida en verle con vida. El día 5 se puso a disposición de la historia con un certero disparo en la sesera. Mientras escribo estas líneas se cumplen 31 años.

Nirvana encabeza la lista de grupos que me habría encantado ver en el show del descanso de la Super Bowl. Aunque no pega ni con cola y ellos jamás habrían aceptado: desmarcarse del clasicismo es de primero de ruptura cultural. David Bowie también está muy arriba en esa lista. Ahora que quedan apenas 7 meses para que el circo de la NFL aterrice en España, hay un montón de cosas que los futuribles espectadores debemos tener en cuenta.

La música y la NFL en Europa
Presentación de los Miami Dolphins como locales en el Bernabéu | Fuente Sport

La música y la NFL en Europa.

En todos los partidos internacionales de football, por ejemplo, a medio camino entre la tradición y el mantra, suena Sweet Caroline. El himno de Neil Diamond, cantado a coro por los espectadores, logra siempre ponerme los pelos de punta. En el vídeo marcador, saltando de unos a otros, se suceden las imágenes de los asistentes entregados al viejo tema americano. En sus manos, móviles y litros de cerveza. Sus gargantas desatadas entre la emoción y la camaradería. Ya me he puesto a aprender la letra, por si hay suerte.

El estribillo es fácil y pegadizo, solo hay 3 o 4 estrofas cortas, hasta un vejestorio como yo es capaz de memorizarla. En una entrevista coral, después del éxito de Bleach, Krist Novoselic menciona que les habían contactado para hacer un cover de Neil Diamond en un disco homenaje. ¿Qué canción? Pregunta el periodista. No lo sabemos, contesta Kobain, solo espero que sea I’m a Believer, es la única de Diamond que no apesta. Afortunadamente ya no soy aquel tarado que, con 15 años, sepultó los discos de Los Beatles porque su ídolo le pedía ese esfuerzo.

La madurez era eso: aterrizar y ser capaz de disfrutar del concierto para violín y orquesta op. 35 de Tchaikovsky igual que de una cinta pirata con el segundo disco de Manowar o de la Dulce Carolina ahora que la primavera comienza y pronto se entregará, frondosa, al verano.

La NFL ya está aquí así que mientras puedan, canten, canten conmigo:

Where it began, I can’t begin to knowing

But then I know it’s growing strong

Was in the spring

And spring became the summer

Who’d have believed you’d come along

Hands, touching hands

Reaching out, touching me, touching you

Sweet Caroline

Good times never seemed so good

I’ve been inclined

To believe they never would

 

Pablo López | @jucort365