Trata de arrancarlo, Joe

El arranque de la NFL siempre viene acompañado de sobresaltos. Los resultados de las primeras jornadas ponen la cabeza del revés a analistas y aficionados. Favoritos que pierden, equipos a priori desahuciados que ganan. Una locura, maximizada por el ansia de tantos domingos sin competición. Sin embargo, un simple vistazo a la historia de la liga, nos hará ver que estos resultados tan sorpresivos se producen continuamente, ya sea la primera o la decimoprimera jornada. La sensatez nos recomendaría conservar la calma, pero ¡qué demonios!, aquí hemos venido a sobrerreaccionar, ya mantenemos la cordura (más o menos) de lunes a sábado.

Un ejemplo podría ser el inicio liguero de los Cincinnati Bengals. Tras proclamarse campeón de la AFC en 2021, todos esperaban que manejara con mano de hierro sus partidos. Nada más lejos de la realidad. Incluso en sus victorias, no hemos visto aparecer a aquel equipo descarado y resiliente que nos hizo vibrar en los pasados playoffs. Las explicaciones pueden ser variadas. Veamos aquí unas cuantas.

 

 

La maldición del perdedor de la Super Bowl

Pocas excusas tan atractivas como culpar a los hados del propio infortunio o desatino. Bajo lo que perfectamente se podría explicar desde el punto de vista psicológico por la desazón tras una grave derrota, o el estrés postraumático de decepcionar y sentirse decepcionado, nada mejor que cubrirlo con un halo de misterio exotérico. Pero, ¿hay algo de cierto en el gafe que persigue a quien cae derrotado en el Súper Domingo de la NFL?

De los 55 equipos que, antes de los Bengals el pasado febrero, perdieron en la Super Bowl, 38 volvieron a disputar playoffs al año siguiente. No es tan mal porcentaje. Pero de esos 17 que se quedaron fuera, hubo 11 que ni siquiera consiguieron un balance de victorias equilibrado al año siguiente. Ahora bien, si hablamos de recuperarse de la debacle para volver, eso ya es otra historia. Además de los Dolphins del 1971, que volvieron para ser invictos en el 72, sólo los Cowboys del 1970 y los Patriots del 2017 regresaron al año siguiente para ganarla. En la mente de todos, la racha de 4 derrotas consecutivas de los Bills al comienzo de los 90’s.

No, no es fácil recuperarse de caer en la Super Bowl. Ni siquiera lo es volver a tener una campaña exitosa. Quizá la presión añadida, y el componente de fortuna relativo a astros que deban alinearse para repetir presencia (tampoco el ganador lo tiene ni mucho menos asegurado, solo en 8 ocasiones el ganador de un año repitió triunfo al siguiente) tengan más peso que el argumento místico.

 

La derrota en un evento tan importante como el Super Bowl puede dejar marcado a cualquiera. Sin embargo, el caracter ganador de Joe Burrow es la mejor garantía para los aficionados atigrados de no tardar en volver a intentarlo (foto: AP)

La cagamos, Joe

En su afán por proteger a sus estrellas, Taylor reservó a todos sus titulares en pretemporada. Lo que en principio puede parecer una práctica prudente (de hecho, cada vez más extendida en la NFL), se transformó en que, de hecho, los primeros partidos de temporada regular se convirtieron en esos encuentros de rodaje tan necesarios. Un QB con pocos entrenamientos como consecuencia de una operación de apendicitis, y una línea ofensiva donde ninguno de los 5 había jugado jamás junto al otro.

Resultado: un QB con 5 turnovers el día de su debut, y una línea ofensiva que encaja 13 sacks en los dos primeros encuentros.. Consecuencia: Balance 0-2 contra pronóstico ante rivales teóricamente inferiores. Al otro lado del balón, tres cuartos de lo mismo. Apenas 2 sacks y un turnover en las dos primeras derrotas ante Trubisky y Rush. Ni siquiera el infalible pateador McPherson estuvo atinado (2 fallos ante Pittsburgh que cualquiera de ellos hubiera dado la victoria).

Ciertamente, se esperaba algo más. La temporada NFL es tan corta que no se pueden regalar partidos por falta de rodaje.

 

Si alguien puede sacar de la niebla a los Cincinnati Bengals, no es otro que Joe Burrow (foto de Joshua A. Bickel)

 

 

El enfermo experimenta cierta recuperación

Tras las dos primeras derrotas, el pronóstico era reservado. Una ofensiva que se suponía explosiva había sido incapaz de superar la barrera de los 20 puntos. La incredulidad crecía entre los analistas al mismo ritmo que la indignación entre los aficionados. Los fallos a nivel individual eran evidentes, pero sobre todo, el foco se puso sobre los entrenadores. El plan de juego del coordinador ofensivo Callahan resultaba plano y previsible. Pollack, el entrenador de línea ofensiva, no conseguía mejorar la unidad pese a contar con mejores hombres. De nuevo, la valía de Taylor como head-coach estaba en entredicho. Tuvo que salir Joe Burrow a los medios para calmar la situación.

 

Como los buenos pilotos, Joe aferró el volante y se encomendó la misión de reconducir la dirección del equipo. No ha vuelto a sufrir ningún turnover, y sus QB-rating, de un 75 de media en los dos primeros encuentros, subieron a los 115 en los dos siguientes. A esto hay que añadir 5 touchdowns. La defensa forzó 4 turnovers ante Jets y otros 2 ante Dolphins, sumando además 5 sacks entre estos dos encuentros. El motor de la Burrowneta ya empieza a sonar algo mejor.

 

 

Aún lejos del Joe de 2021

Sin embargo, todavía no hemos visto ni la mejor versión de Bengals, ni la del propio Joe Burrow. Mientras el año pasado su porcentaje de pases completados lideró la liga con un 70%, en éste apenas supera el 64%. Quizá afectado por su pésimo partido inicial, se muestra más cohibido a la hora de soltar el brazo. Aún sin la necesaria confianza en que su línea le dará suficiente tiempo, no avanza en las progresiones, dejándose escapar receptores que tenía desmarcados por centrarse en su primera opción.

La línea ofensiva fue un problema en 2021 y lo está volviendo a ser en 2022. Como recién llegado, Karras ha tardado en ejercer su liderazgo desde la posición de center. Collins (RT) se perdió entrenamientos por problemas en su espalda, de los que aún no está al 100%. La inexistente evolución del OG de segundo año Carman forzó la titularidad del inexperto novato Volson. Williams (LT), en último año de contrato, debe demostrar algo más para convencer a la directiva de ejercitar la millonaria opción del 5º año.

Quizá derivado de lo renqueante de esta unidad, el porcentaje de yardas por carrera de Mixon es hasta ahora un paupérrimo 2,7. Le falta chispa al runnigback sooner. Responsabilidad también de un inadecuado plan de juego que le fuerza a excesivas carreras centrales donde se encuentra más incómodo.

El juego de pase también adolece de falta de creatividad. Los rivales han hecho sus deberes estudiando una ofensiva bengalí que no encuentra alternativas. Han doblado la vigilancia sobre Chase, quien se encuentra frustrado ante su escasa involucración en el ataque. Dejando aparte el inaugural ante Steelers, apenas promedia 55 yardas por encuentro.

En defensa, los problemas derivan de la falta de confianza de los técnicos en la capacidad de los suplentes. De hecho, el novato escogido en primera ronda, el safety Daxton Hill, apenas ha participado en un 5% de los snaps. Esto origina que los titulares estén demasiado tiempo en el campo, reduciendo así su explosividad para conseguir bigplays. Un factor especialmente grave en la falta de presión a los quarterbacks.

 

A los Cincinnati Bengals aún les falta un poco para alcanzar su mejor juego, aunque hay tantos factores envueltos que Burrow no debería ser el “blanco” de todas las críticas.

 

 

No estamos tan mal

Al comienzo del artículo nombraba la sobrerreacción, y ciertamente hay mucho de esto en el análisis de los Bengals de 2022. Si nos fijamos en las derrotas, ambas vienen tras un field-goal encajado en el último segundo de partido. Un poco más de suerte, o de acierto, y hoy estaríamos hablando de algo completamente distinto. Así es este deporte nuestro de las pulgadas.

En todo caso, estamos aún en los primeros tramos de esta carrera de 17 vueltas al circuito. Nada es definitivo aún. De hecho, la clasificación de la AFC Norte muestra a los cuatro equipos empatados 2-2. La NFL es una liga tan igualada, que es necesario un espectro mucho más amplio para sacar conclusiones mínimamente realistas.

Lo que está claro, que estamos en las manos del mejor piloto posible. Si alguien puede arrancar este bólido no es otro que Joe Burrow. Un tipo con una personalidad fuera de serie, como muestra el hecho de no sentir el más mínimo pudor luciendo arriesgados outfits (algo que ya venía haciendo desde su etapa en LSU). ¡Súbanse a la Burrowneta, que nos vamos!

 

¡Cómo no confiar ciegamente en alguien capaz de reciclar de esta manera las cortinas de casa de la abuela! (foto: bengals.com)

 

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