Se dejaba llevar

¿Os acordáis del gran Andrés Montes? Cuando retransmitiendo partidos de la NBA aparecía un gran jugador que acababa de firmar un gran contrato pero que jugaba apático y con desgana, decía que “Se dejaba llevar”. Este año, en los Jets de Nueva York, se está viviendo un caso parecido con Muhammad Wilkerson.


La explosión de Wilkerson…

En 2011, los New York Jets drafteaban en primera ronda con el número 30 (habían jugado el año anterior la final de la AFC, perdiendo contra Steelers. Qué tiempos aquéllos…). Con ese pick eligieron al DE de la Universidad de Temple, Muhammad Wilkerson. Muy pronto se hizo con la titularidad, en la línea defensiva. Junto a Damon Harrison y Sheldon Richardson formaron una de las mejores DLs de la liga. Durante los cinco primero años en el equipo firmó grandes actuaciones, generando presión en los quarterbacks rivales. Así, en la offseason de la temporada 2016 firmó un merecido contrato de 5 años y 86 millones de dólares.

 

… y la inercia de Wilkerson

Desde entonces su rendimiento se ha desvanecido. Llega tarde a los meetings con el equipo y su juego no transmite la energía que se percibía en sus primeros años en la liga. Como ejemplo, en sus últimas dos temporadas, la media de sacks por partido ha disminuido a la mitad. Por todo ello, ha sido castigado por Bowles con suplencias y, tras su reincidencia, ha dejado de ser convocado para los partidos.

El año 2018 contará 20 millones contra el cap, mientras que si es cortado liberará 9 millones. Es muy posible que Wilkerson haya jugado su último partido como Jet, y que sea cortado a final de temporada. Bowles sigue haciendo el equipo a su medida, y después de haber liberado a Marshall y tradeado a Richardson, no puede permitir que ningún jugador se le suba a las barbas.

Es una pena que un jugador de su talento se haya dejado llevar.

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