Ser fan de los New York Giants en 2025 es como vivir en una eterna montaña rusa emocional. Una mezcla entre la lealtad ciega y un terrible cansancio acumulado, entre el recuerdo de glorias pasadas y el deseo urgente de volver a ser relevantes. Y aquí estamos otra vez, de cara a la temporada 2025-2026, con ilusiones renovadas por un draft prometedor y el ajuste de piezas claves, pero también con una pesada nube de dudas sobre el cuerpo técnico y una ofensiva que no termina de carburar.
El Draft 2025: una apuesta ofensiva que ilusiona
La llegada de Jaxson Dart con la selección 25 del Draft 2025 fue un movimiento inesperado y necesario. El ex quarterback de Ole Miss tiene brazo, carácter, movilidad y, sobre todo, hambre de demostrar que puede liderar una franquicia NFL. Es un perfil moderno, más agresivo que conservador, pero aún sin experiencia profesional, lo que automáticamente plantea la duda: ¿lo tirarán al ruedo durante la primera mitad de la temporada o lo dejarán aprender desde la banca?
Pero Dart no llega solo. La sala de mariscales en Nueva York está más poblada —e interesante— que nunca.
La batalla por el control de la ofensiva: caos o competencia real
La contratación de Russell Wilson fue probablemente la más polarizante del offseason. Sí, hablamos de un ex Super Bowl champion, pero también del mismo quarterback que pareció perdido en Denver y que terminó siendo una sombra de lo que fue en Seattle. Su presencia puede ser vista como mentoría para Dart, o como un obstáculo si insiste en aferrarse al rol titular sin justificación. ¿Qué versión de Russ veremos: la resiliente o la declinante?

Después está Jameis Winston, el eterno comodín. Capaz de lanzar 400 yardas y 3 touchdowns… o 4 intercepciones en un mismo partido. Es, por decirlo suavemente, un riesgo con piernas. Su experiencia es valiosa, pero en un sistema que necesita estabilidad, puede ser más un apoyo en el vestidor que una apuesta segura.
Y no podemos olvidar a Tommy DeVito, el favorito de los fans por su historia de underdog. El chico de Nueva Jersey mostró corazón y liderazgo el año pasado cuando todo se caía a pedazos. No tiene el techo de Dart, ni la experiencia de Wilson o Winston, pero sí tiene una cosa que muchas veces se subestima: la química con el vestuario y el respeto de la hinchada. Eso cuenta. Mucho.
Entonces, ¿qué buscan realmente los Giants? ¿Competencia sana? ¿Una cortina de humo mientras desarrollan a Dart? ¿O están simplemente tirando opciones al muro a ver cuál se queda pegada?
La ofensiva: ¿un sistema para crecer o para sobrevivir?
El dilema del quarterback se amplifica cuando vemos que la ofensiva sigue siendo una mezcla entre juventud prometedora y veteranía irregular. El cuerpo de receptores —con Malik Nabers, Wan’Dale Robinson, Darius Slayton y Jalin Hyatt— es rápido y versátil, pero necesita alguien que los encuentre en ritmo. La línea ofensiva mejoró sobre el papel, pero aún tiene que traducirlo en protección real.
El juego terrestre, sin Barkley, sigue sin una identidad clara. Tyron Tracy, Eric Gray, o quien quede como running back, va a necesitar consistencia de la línea para abrir huecos. De lo contrario, todo el peso caerá, otra vez, sobre el quarterback, quien sea que esté en el campo.
La defensa: más hambre, más presión
Con la incorporación del explosivo edge rusher Abdul Carter en el top 3 del draft, la defensa de los New York Giants apunta a recuperar su identidad feroz. A su lado, el monstruo en el medio Dexter Lawrence, el joven talento Kayvon Thibodeaux y una secundaria que está creciendo con Deonte Banks y llegadas como la de Javon Holland y Paulson Adebo. En el papel, es una unidad que puede dominar.
Pero en la NFL moderna, si tu ofensiva no avanza, tu defensa se cansa. Y rápido.

El cuerpo técnico: Brian Daboll y el reloj que corre
El crédito que Daboll ganó en su primer año ya se está agotando. Dos temporadas de decisiones cuestionables, inconsistencia ofensiva, y rotación constante en la posición de quarterback han generado frustración. Ahora, con un vestuario dividido entre veteranos con ego, jóvenes promesas y un mariscal novato con gran potencial, Daboll debe demostrar que tiene el control y la visión clara.
Si no lo logra este año, es muy probable que no tenga otro.
Expectativas generales: ¿resurgimiento o más de lo mismo?
Como fanática, estoy cansada de venderme falsas ilusiones. Pero no puedo evitarlo: hay algo en Jaxson Dart que me intriga. Hay algo en esta mezcla caótica de talento y desesperación que me hace pensar que quizá, esta vez, encontramos una fórmula que funciona.
El equipo está lejos de ser un contendiente. Pero si la defensa se mantiene sólida, si la línea ofensiva responde y si alguien en esa sala de mariscales se adueña del puesto con liderazgo y talento, los New York Giants pueden dar más de una sorpresa, sobre todo dentro de una división que se ve más complicada que nunca.
Porque ser fan de los Giants no es para cualquiera. Es para los que aguantan, los que creen, los que cada septiembre dicen “este año sí”. Y si hay algo que nos sobra, es corazón.