Los Chicago Bears, por fin, encuentran estabilidad y rumbo

Un mes y medio después de su última derrota y a punto de llegar al ecuador de la temporada regular, los Chicago Bears han pasado de ser una incógnita a una realidad competitiva. Con un balance de 4-2 y una racha de cuatro victorias consecutivas, el equipo de Ben Johnson ha encontrado algo que llevaba años buscando: estabilidad. No están deslumbrando, pero ganan. No convencen, pero compiten. Y en Chicago, eso ya es mucho decir.

Porque estos Bears no son los de siempre. Son un grupo que, por fin, responde cuando el guion se tuerce. Si el ataque se atasca, la defensa aparece. Si Caleb Williams tiene un mal día, el juego de carrera sostiene. Si la defensa concede más de lo habitual, el quarterback rookie rescata la situación. No hay brillantez, pero sí estructura. Y esa palabra, es algo que la franquicia llevaba demasiado tiempo sin pronunciar.

 

La defensa como cimientos del proyecto

Chicago es hoy un equipo con identidad defensiva, y eso vuelve a ser una buena noticia. La unidad que dirige Dennis Allen está liderando la NFL en robos de balón, con 16 turnovers forzados en seis partidos. La línea defensiva presiona con constancia y variedad, imponiendo respeto y la secundaria no se queda atrás.

Esta defensa no solo roba balones; cambia partidos. Gracias a ella, Chicago puede ganar sin jugar bien en ataque. Lo hizo ante los Saints, lo hizo contra los Commanders, y probablemente lo volverá a hacer. Es el motor que ha devuelto la competitividad a una franquicia que se acostumbró a sobrevivir en la mediocridad.

 

La defensa de Chicago Bears celebrando la recuperación del balón / Fuente: Web Oficial Chicago Bears

 

Caleb Williams: talento sin riendas

El caso de Caleb Williams es diferente. Su talento es evidente, pero también lo son sus limitaciones actuales. Contra los Saints firmó uno de sus peores partidos como profesional: sin touchdowns, por debajo de las 200 yardas y con errores pre-snap impropios de un número uno del draft. Lo positivo es que el propio Caleb lo reconoce. Lo negativo, que su progreso sigue siendo irregular.

El contraste entre su naturaleza libre en USC y la exigencia estructurada de Ben Johnson es evidente. En la universidad jugaba con absoluta libertad; en Chicago, cada jugada está milimétricamente diseñada por un gurú ofensivo que quiere tener bajo control hasta la respiración de su quarterback. Y esa fricción se nota.

Williams es un creador nato, pero Johnson busca ejecución pura. El equilibrio entre ambos determinará el techo del proyecto. El talento está, pero necesita tiempo.

 

Caleb Williams en una acción del partido contra New Orleans Saints / Fuente: Web Oficial Chicago Bears

Swift y Monangai, la sorpresa terrestre

Tras un Draft en el que apenas se invirtió en la posición de running back, muchos esperaban un ataque desequilibrado. Pero el guion está cambiando. D’Andre Swift ha firmado dos partidos consecutivos por encima de las 100 yardas, y el rookie Kyle Monangai se ha integrado con eficacia. Por primera vez en mucho tiempo, el juego terrestre de Chicago es más que un complemento: es una solución real.

Con una línea ofensiva que ha mejorado su cohesión y un esquema que aprovecha el movimiento previo al snap, los Bears están corriendo con autoridad. La carrera no solo abre espacios, también da respiro a Caleb y compensa los momentos de duda del juego aéreo. La identidad ofensiva, por ahora, pasa más por las piernas que por el brazo, propio de los sistemas de Ben Johnson.

 

D’Andre Swift contra los New Orleans Saints / Fuente: Web Oficial Chicago Bears

Un equipo más estable… y con el futuro en marcha

Esa es quizás la mayor diferencia respecto a años anteriores: la estabilidad. Estos Bears no dependen de una sola fase del juego para pelear y competir. Chicago ha dejado de ser un conjunto caótico para convertirse en un equipo que responde.

Esa estabilidad no es casual. Es fruto de un vestuario más maduro, de un cuerpo técnico que transmite claridad y de un grupo que, pese a los errores, cree en el proceso. Y aunque el equipo aún tiene margen para mejorar —especialmente en efectividad ofensiva y limpieza de ejecuciones—, el salto mental ya se nota.

Desde el inicio de la temporada, se sabía que los primeros avances llegarían en octubre y noviembre, cuando el sistema de Ben Johnson comenzara a asentarse y los automatismos a fluir. Ese momento está llegando. Chicago aún no tiene ritmo, pero por fin tiene rumbo. Y en una franquicia que ha vivido años de oscuridad, eso ya se siente como el principio de algo grande.

 

Iván López | @ivanlpnfl