Especialización, esa es la palabra clave en este artículo. La NFL, como el negocio multimillonario que es, tiende cada vez más a ir hacia ella, a no poner al primero que se cruce a realizar una tarea específica, porque generalmente, si lo haces así, estarás más propenso al error, y el concepto de ‘error’ no va bien ligado a los negocios. O al menos, no con el de la NFL actual. En esta liga que tanto nos apasiona, la tendencia en cuanto al tema que nos toca hoy es inequívoca: enfocarse en pocas cosas que puedes hacer realmente bien es mil veces más valioso que ser un omnipresente que abarca mucho pero aprieta poco. Por eso mi deseo hoy de hablar de ellos, de los caballos verdes de la liga. Los más raros de entre los raros. Aquellos que hasta podrían pasarles literalmente por al lado a los fanáticos más empecinados, que me juego lo que no tengo que nueve de cada diez no les reconocerían la cara. Hablamos, señoras y señores, de los long snappers.
Podríamos fácilmente catalogarlos como los más especiales de los equipos especiales, cosa que ya es mucho decir. Al lado de un punter o de un fullback, uno de estos pasa a ser lo más normal del mundo. Los tipos van, se abren de piernas y con la precisión milimétrica de un francotirador (siempre pensando que el snap les sale bien, sino suele pasar esto), lanzan el balón entre siete y ocho yardas si es un intento de field goal, o alrededor de unas 14 ó 15 si es una patada de despeje (punt). Y listo. Como mucho, que el Dios del fútbol americano no lo permita, tendrán que hacer algún que otro tackle, algún que otro bloqueo, pero serán excepciones a la regla. Entra, pasa el ovoide en largo y se vuelve al costado de la cancha. Más fácil ya sería un abuso, ¿o no?
Un poco de contexto y el caso Steelers
Pensándolo bien, un trabajo para el que sólo hay 32 vacantes en toda la NFL no puede ser nada sencillo. La presión con la que viven estos jugadores es cosa seria. Mientras más desapercibidos pasen, mejor para él y su carrera. Quiere decir que está haciendo las cosas bien, sin hacerse notar. Viven a las sombras de los grandes focos, que van a apuntar a cualquiera antes que a ellos, y usualmente no salen ni en las trading cards ni nadie les va a pedir un autógrafo o una foto.
Al margen de esto, los equipos siempre acostumbran tener algún otro jugador que “se divierta” lanzando snaps largos en las prácticas, que suele ser un línea ofensiva suplente o un tight end, pero lo hacen más que nada para tener una alternativa llegado el caso de que algo le suceda al titular. Por suerte para todos, es muy raro que algo pase, pero cuando pasa…
25 de octubre de 2008, Steelers contra Giants. El long snapper titular de aquel entonces de los de Pittsburgh, Greg Warren, se había lesionado de gravedad la rodilla cubriendo un punt y no tuvieron otra que acudir al relevo, que era el bien conocido James Harrison, un linebacker que nunca había tenido que ensayar un snap largo en un partido oficial. ¿El resultado? Catastrófico, por supuesto. El snap fue tan descontrolado que terminó saliendo por su propia end zone, resultando en un safety que decretaba el empate. ¿El peor final? Casi… porque luego de la patada que sigue a la anotación de dos puntos, Eli Manning todavía era bueno y lideró un drive que iba a finalizar en un touchdown para quedarse con el triunfo. Todo por un mal snap largo, sí. Imagínense las consecuencias de un error como éste en una final de conferencia, por no decir un Super Bowl.
Y va un detalle técnico. Según los expertos, que aunque uno no esté al tanto sí los hay, el salto más complicado a realizar cuando los longs snappers pasan del universitario a la NFL son los bloqueos. Esto se debe a un simple motivo: por las reglas de la NCAA, a estos especialistas no se les pide que bloqueen en los punts. En este nivel, el equipo de despeje puede correr el campo desde el momento en que la pelota sale de entre las piernas del snapper, mientras que en la NFL eso sólo lo pueden hacer los dos que se alinean abiertos sobre la línea de scrimmage y el resto tiene que aguardar a que el balón sea pateado para recién liberarse.
El Draft y el Combine no son amigos de nuestros nuevos jugadores preferidos
Como la inmensa mayoría de los long snappers son jugadores que ingresan a la liga como agentes libres no drafteados, encontrar a uno en el NFL Combine es como encontrar a Bill Belichick siendo condescendiente y risueño en una rueda de prensa. Casi imposible, bah. En el último par de años, de los 673 prospectos invitados al tradicional evento de Indianápolis apenas se encontraban dos de nuestros raros especímenes, y me huele que fue sólo para proveer de snaps de calidad a los pateadores del momento: Tanner Carew de la universidad de Oregon, en 2018; y Dan Godsil de Indiana, en 2019 (a este tal vez lo llamaron porque no había que pagarle el pasaje). Del primero sabemos que estuvo por poco tiempo con Seattle y Chicago. Del segundo, lo mismo pero con Tampa y Cincinnati.
Volcándonos al draft, el primero en ser elegido estrictamente como long snapper fue Tyler Schmitt por los Seattle Seahawks, en la sexta ronda (189° global) de 2008. Cabe destacar que decimos que fue el primero porque en el pasado eran etiquetados en las que eran sus posiciones principales, como los casos de Todd Thomas (center) y Patrick Mannelly (guard). Sobre el último volveremos más tarde.
Luego, la lista continúa con Joe Cardona (166° global en 2015 por Patriots), Jimmy Landes (210° global en 2016 por Lions), Colin Holba (213° global en 2017 por Steelers), Hunter Bradley (239° global en 2018 por Packers) y por último, en el draft más reciente tuvimos a Austin Cutting, elegido por los Vikings con el pick 250. Todos sextas o séptimas rondas a excepción del de New England, que al día de hoy sigue en el roster y tiene dos anillos de Super Bowl. Nada mal.
¿Cuánto gana un long snapper en la NFL?
Vayamos ahora a los números. Según el sitio web Spotrac, especializado en sueldos y demás aspectos financieros del deporte, el promedio de lo que cobra para la actual temporada un especialista de estos son 849.000 dólares, y el porcentaje del cap que se destina a la posición es un 0,42% del total.
Ahora bien, existen casos puntuales dignos de comentar. El que más dinero percibirá es Luke Rhodes, de los Indianapolis Colts, con un ingreso de $1.570.000 para 2019. Originalmente un linebacker que se terminó especializando en el puesto que abordamos hoy, el valor total de su contrato es por cuatro años y $4.850.000. Pero no es el único de la lista de 32 que cobrará más de un millón de dólares por la temporada. Quitándolo a él, hay ocho más que podrán decir que ganarán ocho cifras por tan especial tarea: Beau Brinkley (Titans), Jake McQuaide (Rams), Morgan Cox (Ravens), J.J. Jansen (Panthers), Clark Harris (Bengals), Nick Sundberg (Redskins), Aaron Brewer (Cardinals) y Casey Kreiter (Broncos).
John Denney, el Tom Brady de la posición
Sí, no exagero. O bueno, tal vez un poco sí, porque comparar a un long snapper con TB12 puede ser casi un pecado, pero sigamos.
John Denney fue, hasta hace pocas semanas, un estandarte de los Dolphins. Formado en la universidad de Brigham Young (BYU), este oriundo de Denver fue firmado como agente libre no drafteado en 2005 y estuvo con la franquicia de Miami hasta principios de septiembre, cuando fue cortado y su lugar entregado a Taybor Pepper, quien con 25 años es un niño de cuna al lado de los 40 abriles que porta Denney.
John, que hoy no está con ningún equipo, es dueño de la racha de más cantidad de partidos consecutivos disputados en la NFL, con la increíble suma de 224 a lo largo de 14 temporadas. En ese lapso, y según Spotrac, sus ingresos ascendieron a casi 12 millones de dólares. Como si eso fuera poco o no alcanzara, solamente hay un jugador con más presencias en la franquicia del sur de Florida: un tal Dan Marino, ¿les suena?
Y el premio va para…
Estos particulares personajes de nuestro deporte merecen un mínimo de atención, o al menos quien escribe piensa así. No serán tapas de periódicos ni estarán en una entrevista post juego, pero son valiosos. Por eso, este año comenzará a entregarse el premio Patrick Mannelly al mejor long snapper del fútbol universitario.
Formado en la universidad de Duke, Mannelly se desempeñó mayormente como línea ofensivo pero hizo el cambio cuando fue drafteado por los Chicago Bears, en 1998, en donde jugaría por 16 temporadas hasta su retiro, en 2014. Es dueño del récord de mayor cantidad de partidos iniciados para los de Illinois, con 245.
Este premio llevará su nombre porque es considerado como el mejor en la posición dentro de la NFL moderna. Las estadísticas, que a veces pueden ser arbitrarias, marcan que hizo 2.282 snaps sin cometer errores. No es poca cosa. Los finalistas darán a conocerse el 23 de noviembre, mientras que el ganador será anunciado el 14 de diciembre. Ya saben, por si no tienen nada que hacer…
En conclusión, los long snappers son todo un mundo en el fútbol americano. Mundo que está medio oculto, que no es el que atrae a la mayor cantidad de personas, pero mundo al fin. A mí siempre me resultó interesante la manera en que se mueven a las sombras del gran show. Tal vez, eso diga algo sobre mí. Hoy, después de esta nota que me tomó unos días hacer, hasta los aprecio un poco más.