Ha nacido una estrella

“Si mi madre tenía tres trabajos ¿Cómo no voy a jugar tres posiciones?”. Así es Cordarrelle Patterson, “improvisada” estrella en las posiciones de running back, receptor y retornador de unos Atlanta Falcons en parcial reconstrucción. Un talento aletargado en una NFL que parece haber pasado por alto su gran versatilidad. El éxito de CP es indudable, pero esta explosión ¿es más mérito de Arthur Smith o bien del ejemplar y resiliente Cordarrelle? 

 

Bajo un cielo apagado

Esta temporada de la NFL es rara. Muy rara. Cada semana, la National Football League nos recuerda que una jornada puede diferir muchísimo de otra. Ya no hay un claro favorito, hay doce, como tampoco hay un claro perdedor, porque hay veinte. Y de la misma manera que la liga se ha vuelto impredecible a ojos de analistas y aficionados, también lo han hecho sus nuevas estrellas.

El cielo de Atlanta brilla por la ausencia de esos astros. Para los menos entendidos, los Falcons viven una temporada de transición. Un cambio de modelo que debe maquillar una reconstrucción evidente, no divulgada por las oficialidades del equipo. Pero en el seno de la amargura que es ver jugar al “estado fallido” Falcon, siempre queda el deleite de la sorpresa. Ese disfrute viene de la mano de Cordarrelle Patterson, una estrella con luz propia, atenuada desde hace tiempo, pero que por una u otra razón ahora se ha convertido en supernova. 

En Atlanta, la práctica totalidad del juego terrestre lleva la firma de Cordarrelle, mientras que por aire, Patterson se reparte los targets junto a Kyle Pitts. De su historia ya se ha hablado largo y tendido. Pero siempre es bueno rememorar de dónde viene una de las piezas clave del esquema ofensivo del novato Arthur Smith. 

 

Vida y carrera de la nueva estrella 

En 2013, los Minnesota Vikings draftearon al entonces joven receptor de la Universidad de Tennessee, Cordarrelle Patterson, con la intención de nutrir su cuerpo de pass-catchers. Su aceleración y versatilidad podía dar a Minnesota el empuje que necesitaba para complementar al ya consolidado Adrian Peterson. 

Pero el talento de Cordarrelle como receptor no terminó de fructificar o como mínimo, su variada producción en college no se trasladó al verde de la NFL. Pero, tal y como se dice en la era de la información: “Adáptate o muere”. En vez de atrapar pases lanzados como balas, Patterson empezó a recibir balones bombeados en kickoffs. Fue entonces dónde Minnesota dió con un diamante en bruto. Gracias a una capacidad atlética sin igual, una visión espacial única y una velocidad punta estremecedora, el tenesiano retornó balones a diestro y siniestro. 

En sus primeros siete partidos como profesional, logró anotar dos touchdowns de retorno y promediar 39,1 yardas por balón retornado. Tal fue su contribución, que en la misma marca de partidos disputados, logró sobrepasar al ostentor del récord de la franquicia, Percy Harvin, por más yardas retornadas. Ese mismo año además, Cordarrelle Patterson estableció el récord de la NFL de punt más largo retornado para touchdown (109 yardas). 

 

CP fue drafteado por los Vikings en 2013 como el receptor que debía complementar a Adrian Peterson. Imagen extraída de Flickr.

 

Cambio de aires

Su tiempo en Vikings fue prolongado, pero su proyección como receptor estrella del equipo se vió precipitada al abismo en sus siguientes temporadas en Minnesota. El jugador no cumplió las expectativas que los vikingos tenían sobre él y en consecuencia fue traspasado. En 2017, los Oakland Raiders se hicieron con los servicios de Cordarrelle y su periplo como retornador siguió en auge en detrimento de sus capacidades como receptor. 

Fue entonces cuando Cordarrelle reprendió un rol que en college le había garantizado la etiqueta en los scouting reports de “versátil”. Bajo las órdenes de Jack del Río, CP logró contar con toques como corredor, pero no fue suficiente para ganarse un puesto en el backfield negro y plateado. Sus aventuras por la AFC Oeste terminaron, sin pena ni gloria, siendo traspasado esta vez a la costa este de New England, hogar de los Patriots. 

Comandado por Brady y Bellichick, Patterson hizo reflotar una versatilidad que, a pesar de no lograr grandes números, le permitió reafirmar su lugar en la liga. Víctima u beneficiado de la brillantez técnica de Bellichick y el talento desbordador de Brady, CP jugó de receptor, corredor y retornador. Una temporada que terminó de coronar con un anillo de la Super Bowl y que al año siguiente le garantizaría un contrato por dos años/10 millones de dólares con los Chicago Bears. 

 

Renacer pospuesto

Su llegada a Chicago auguraba un nuevo punto de partida para el ya veterano Cordarrelle. Tras una prolífica campaña individual, CP parecía llegar al Soldier Field con ganas de comerse el mundo, fuese en la posición que fuese. Por desgracia para él, sus habilidades no irían acompañadas de la capacidad técnica necesaria para ser lo más efectivo posible. En vez, CP sufrió el envite de la mediocridad hecha head coach

Matt Nagy, un “antigurú ofensivo» dónde los haya, logró limitar en los dos años que CP estuvo en Bears su producción ofensiva, dándole prácticamente nulo uso a su talante ofensivo. Aún así, su capacidad para asombrar en los equipos especiales se mantuvo en consonancia con su currículum. En su segundo año con la franquicia que vió jugar al “Joystick Humano”, Patterson acaparó 1000 yardas de retorno, poniéndole el lazo a una temporada excelsa para el ya consolidado especialista.

Pero al igual que Devin Hester, la carrera de CP no terminaría en la “Windy City”, o como mínimo no sería su último traspaso. Cordarrelle partió de Chicago para ponerse el uniforme rojinegro y complementar un novato proyecto en Atlanta que necesitaba de veteranía, talento y especialistas. Lo que el nuevo régimen de Arthur Smith y Terry Fontenot no sabían (o sí), es que CP se volvería el claro MVP de la temporada 2021-2022 de los Atlanta Falcons. 

 

“El Sr. Lobo”

Permitidme darme el gusto de adornar la llegada de CP a las instalaciones de los Falcons. En su primer día en Flowery Branch, Patterson vió que en su ficha de jugador aparecía un interrogante dónde se indicaba su posición en el campo. Bajo la sombra de un año de contrato, era importante para CP que quedase claro lo que se esperaba de él. Con presteza, acudió a la oficina de Arthur Smith para esclarecer el asunto. Al llegar, el nuevo HC de los Atlanta Falcons sentó al ex-bear y le propuso: “necesito que me lo hagas todo en ataque. Serás el Sr. Lobo de este equipo”.

Como hemos visto, a lo largo de su carrera, CP había tonteado con otras posiciones de la ofensiva. Pero sus cualidades como retornador habían deslumbrado cualquier intentona del jugador de hacerse con el papel principal de receptor o running back en un equipo. Sus cualidades eran únicas para los equipos especiales, pero aún no se había desatado su pleno potencial. Algo de lo que Arthur Smith parecía haberse percatado viendo jugar al corpulento jugador.

La llegada de Cordarrelle Patterson se recibió como quien encuentra una caja de FedEx en un reciente naufragio. Con las arcas casi vacías y la marcha de Julio Jones, la opción a la reconstrucción se antojaba imposible para los rookies GM y HC. Pero el fichaje de Patterson reavivó un poco las esperanzas de la afición al ver que, como mínimo, podrían gozar durante un año de uno de los mejores retornadores de la década. 

 

Cordarrelle Patterson corriendo con el balón por la banda contra los New York Giants. Imagen extraída de Flickr.

Una navaja suiza

La temporada que Cordarrelle Patterson está haciendo en Atlanta es de ensueño. Nadie, hago énfasis en el “nadie”, esperaba que Cordarrelle Patterson, en las vísperas de la semana 14 de la NFL, llegase a tener el impacto que ha tenido hasta ahora. Como si de una navaja suiza se tratase, CP ha conseguido volverse una arma ofensiva sin precedentes en la historia del equipo de la capital de Georgia. 

Esta semana, Cordarrelle Patterson ha logrado sobrepasar por primera vez las 1000 yardas de scrimmage totales. Además, cuenta con una nota media según PFF de 90.7 puntos, siendo el half-back mejor valorado de la liga (hasta por encima de Jonathan Taylor, por el momento). Su impacto dentro del verde ha sido estelar, de eso no cabe duda, pero su aportación ha generado una costosa dependencia.

Debido a un cuerpo de receptores flaco de talento y un Kyle Pitts intermitente, la ofensiva de Atlanta se ha girado hacia CP y su imprevisto estrellato. De manera casi inconsciente, el playbook se ha encauzado hacia sus capacidades, un hecho que se hizo evidente tras las derrotas de Cowboys y Patriots. El idilio de Arthur Smith por su nuevo juguete, de no controlarse, podría condenar el ritmo de una ofensiva ya poco operante. Tenemos ejemplos en Carolina y Tennessee, dónde el sobreuso de running backs únicos en su especie puede haber sentenciado las respectivas temporadas. 

 

Similitudes y necesidades

Parte del éxito de este descubrimiento se debe a la intencionalidad que Arthur Smith ha tenido con el veterano retornador. Las expectativas con su llegada no dejaban ver más allá de su implicación en los equipos especiales. Pero la fórmula que ha traído Smith desde Tennessee parte de un backfield que cuenta con una bola de demolición. Si nos atenemos a medidas y peso, Patterson tiene un perfil parecido al de Derrick Henry. 

Con sus respectivos metros noventa (centímetro arriba y centímetro abajo), ambos runningbacks cuentan con una envergadura que los hace muy difíciles de placar. Bajo ningún concepto me atrevería a igualar sus capacidades, básicamente porque sus talentos son incomparables. Aun así, las similitudes físicas entre ambos jugadores son evidentes, un factor que puede haber jugado un papel importante para Arthur Smith a la hora de reclutar a CP.

Estaría siendo injusto si sentenciara que el éxito de Patterson sólo se debe a la brillantez de Arthur Smith. Las cualidades de CP siempre han estado allí, pero las necesidades ofensivas de los equipos en los que ha jugado no precisaban tanto de su voluble capacidad. Si acompañamos esta conclusión de que Atlanta carece de un backfield consolidado y un cuerpo de receptores talentoso, la versatilidad de Patterson le viene como agua de mayo a Arthur Smith. 

 

Balance y cierre

La temporada de los Atlanta Falcons es, sin duda, una para enmarcar debido a su excepcionalidad. Con un equipo menos talentoso y un cap en números rojos, Arthur Smith ha logrado superar la marca de victorias de la anterior regencia. Es cierto que su periplo en Atlanta no empieza en las mejores condiciones y que este se ve afectado por las incapacidades de un roster compuesto por juguetes rotos de otros equipos.   

Pero, saliendo del paso como han podido, Smith y Fontenot han dado con una estrella que tiene luz propia. Cordarrelle Patterson ha cambiado a los Atlanta Falcons para bien, haciendo menos dura la experiencia de ver a un equipo inoperante para el aficionado Dirty Bird. Su mejor juego ha despertado desde su llegada a Atlanta, revitalizando su carrera y planteando a muchos GM’s el porqué nunca ficharon al versátil “Señor Lobo” de la NFL, Cordarrelle Patterson. 

 

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