La offseason siempre marca un punto de inflexión para los equipos de la NFL, y en el caso de los New Orleans Saints, este 2025 no ha sido la excepción. Con la llegada de Kellen Moore como nuevo head coach —tras su paso como coordinador ofensivo de los Philadelphia Eagles, recientes campeones de la NFL—, se abría una nueva etapa en la franquicia de Louisiana. Moore y su nuevo staff lo dejaron claro desde el primer día: el camino hacia la reconstrucción empieza en las trincheras, es decir, reforzando las líneas ofensiva y defensiva. Éste ha sido el Draft de los New Orleans Saints.
Como ya es costumbre en New Orleans, el espacio salarial volvió a ser un dolor de cabeza. Entre reestructuraciones y malabarismos financieros, los Saints consiguieron mantenerse a flote. Aun así, lograron movimientos importantes: la renovación del EDGE Chase Young fue un golpe de efecto, y la llegada del Safety Justin Reid aportó veteranía y presencia en el backfield defensivo. Además, el equipo ejerció la opción de quinto año sobre su receptor estrella Chris Olave, aunque sorprendentemente renunció a la del right tackle titular Trevor Penning, dejando muchas preguntas abiertas sobre el futuro de su línea ofensiva.
Con un roster plagado de carencias —ya sea por falta de calidad o por envejecimiento—, el objetivo para este draft era tan simple como ambicioso: talento, talento y más talento. No hipotecar el futuro, no regalar rondas, no improvisar: seleccionar al mejor jugador disponible en cada ronda. Todo esto, con un nuevo interrogante flotando en el aire: ¿jugará Derek Carr en 2025? Justo antes del draft, se hizo pública la noticia de que el quarterback sufre dolores en el hombro que podrían dejarlo fuera durante buena parte de la temporada.
El Draft de los New Orleans Saints: buscando talento para volver a ser competitivos.
Primera Ronda: Kelvin Banks Jr., un ancla para la nueva línea ofensiva de los Saints
Con su primera elección del Draft 2025, los New Orleans Saints apostaron por reforzar una de las áreas que más preocupaba a Kellen Moore: la línea ofensiva. En el pick número 9, la franquicia seleccionó a Kelvin Banks Jr., offensive tackle procedente de Texas, uno de los linieros más sólidos y consistentes de toda la clase.
Banks, de solo 21 años y nativo del propio estado de Texas, llega a la NFL tras tres temporadas como left tackle titular en los Longhorns, donde fue seleccionado como First Team All-American. En un sistema ofensivo variado y moderno, basado en carreras amplias y jugadas RPO —muy similar al que pretende instalar Moore en New Orleans—, Banks demostró ser una pieza clave tanto en protección de pase como en el juego terrestre.
¿Qué aporta Kelvin Banks Jr.?
Técnicamente, Banks destaca por su posicionamiento de manos, fuerza en el contacto y movilidad lateral. Es rápido, sabe ajustar su cuerpo ante el pass rush y rara vez pierde el primer impacto. Además, es un líder natural en el vestuario: su head coach en college, Steve Sarkisian, solía decir a sus jugadores: “Be like Kelvin”. Eso habla tanto de su ética de trabajo como de su influencia en el equipo.
Pero no todo son certezas. Su tape contra Georgia (una defensa top) dejó dudas, y cometió 7 penalizaciones en 2024, un número que preocupa a más de un analista. Algunos, como los expertos de The Athletic, creen que a largo plazo su posición ideal podría estar en el interior de la línea, como guard. De hecho, en el big board de “The Beast” figuraba como el OG2 de la clase, por detrás de talentos más pulidos como Jackson Powers-Johnson.
Un nuevo orden en las trincheras
La llegada de Banks reconfigura por completo el front ofensivo de los Saints. En el inicio del training camp, ya se ha dejado ver como left tackle titular, desplazando a Taliese Fuaga a su posición natural de right tackle y empujando a Trevor Penning al interior de la línea como guard. Una pista clara del porqué no se ejerció su opción de quinto año. Kellen Moore quiere construir desde las bases, y Kelvin Banks Jr. será una de sus piedras angulares.
Segunda Ronda: Tyler Shough, el veterano rookie que llega a liderar el ataque de los Saints
Si el pick de Kelvin Banks Jr. en primera ronda fue bien recibido, la segunda ronda del Draft 2025 dejó a más de un aficionado rascándose la cabeza. Con el pick número 40, los New Orleans Saints seleccionaban al quarterback de Louisville, Tyler Shough, un nombre que provocó reacciones dispares entre los analistas… y un auténtico festival de memes entre la WhoDatNation.
No era para menos: Shough tiene 25 años y ha jugado siete temporadas en college, un auténtico maratón universitario. Empezó en Oregon, pasó por Texas Tech, y cerró su etapa NCAA en Louisville, donde mostró su mejor versión. Su carrera ha estado marcada por las lesiones y los cambios de sistema, pero también por flashes de calidad que lo colocaron como el QB4 según The Beast, y en el puesto 94 del big board promedio de los 10 mejores analistas pre-draft.
¿Quién es Tyler Shough?
A Shough lo llaman ya “The Elderly” en redes, pero lo cierto es que su madurez puede ser una virtud. En su trayectoria ha compartido equipo con nombres como Brock Purdy en high school y Juwan Johnson —actual TE de los Saints—, con quien ya ha entrenado este verano. En cuanto a su juego, no es un mariscal convencional: tiene buen brazo, atletismo, movilidad dentro del pocket y capacidad para lanzar desde plataformas poco ortodoxas. Lo suyo es el caos controlado.
Ha jugado en ofensivas abiertas, con mucho play action, roll outs y scrambles, y sus balones salen con potencia y buen giro. Lo que preocupa a muchos es su gestión bajo presión: hay quien lo tilda de imprudente, con tendencia a abusar del pase 50-50, pero otros —tras revisar el tape— apuntan que, más que miedo, Shough se siente cómodo en el desorden. ¿Pánico o confianza? La línea es delgada.
Una elección polémica, pero con sentido
Cuando se anunció su selección, Derek Carr seguía en el roster, lo que dio al pick un aire de reach. Pero días después del draft, saltó la bomba: Carr se retiraba por sus persistentes problemas en el hombro. Así, lo que parecía una locura pasó a tener sentido. Hoy, Tyler Shough compite con Spencer Rattler por el puesto de QB1, en una ofensiva diseñada por Kellen Moore para exprimir al máximo la creatividad y la movilidad del mariscal.
¿Será un nuevo Ryan Fitzpatrick o el Russell Wilson de sus mejores días? Difícil saberlo. Pero si hay un sitio donde puede demostrar su valía, es en New Orleans. El tiempo dirá si este veterano rookie fue una jugada maestra o un error más en la búsqueda eterna del quarterback franquicia.
Tercera Ronda.
Vernon Broughton, DT (Texas): músculo, versatilidad y liderazgo para la defensa de Staley
En la tercera ronda del Draft 2025, los New Orleans Saints continuaron reforzando las trincheras. Tras la elección ofensiva de Kelvin Banks Jr. en primera ronda, en esta ocasión le tocó el turno a la defensa con la selección de Vernon Broughton, defensive tackle de Texas, en el pick número 71.
Broughton, de 23 años, no llega como una joven promesa a desarrollar, sino como un jugador con cinco temporadas en los Longhorns, aunque solo una como titular. En ese último año, sin embargo, explotó con 4.5 tackles for loss y 4 sacks, siendo pieza clave en la rotación defensiva.
Un perfil hecho a medida para la defensa de Staley
Lo más interesante de Broughton es su versatilidad. En Texas jugó en formaciones que le exigían desde cubrir dos gaps hasta alinearse en técnica 3, lo que lo convierte en un perfil ideal para la defensa 3-4 que implantará Brandon Staley, el nuevo coordinador defensivo de los Saints.
Broughton combina tamaño, potencia de brazos, técnica y una agilidad sorprendente para su complexión. Tiene un don para atacar el brazo de lanzamiento del quarterback, una técnica depurada con las manos, y sabe mantener una postura baja y potente para resistir el juego terrestre. Aunque se le suele infravalorar como run stopper, su agresividad y control le convierten en un arma sólida contra la carrera.
Luces, sombras y potencial
Como toda apuesta de tercera ronda, también hay interrogantes. Su pad level (altura de juego) puede ser inconsistente, lo que le resta potencia en los enfrentamientos directos. También su tiempo de reacción en el snap es irregular, algo que le hace perder el primer paso en varias jugadas. A esto se suma una falta de producción sostenida: solo ha sido titular un año, y en momentos clave ha fallado tackles importantes.
Aun así, es imposible pasar por alto un dato: es el tercer capitán de equipo que seleccionan los Saints en este draft. El mensaje es claro: además de talento, se busca liderazgo y compromiso para construir una nueva identidad en New Orleans.
Jonas Sanker, S (Virginia): inteligencia, versatilidad y agresividad para la secundaria de los Saints
En su segunda selección de tercera ronda del Draft 2025, los New Orleans Saints eligieron al safety Jonas Sanker, procedente de la Universidad de Virginia. Una elección que sigue reforzando el patrón de este draft: talento atlético, liderazgo (otro capitán de equipo) y jugadores con impacto inmediato.
Sanker es un jugador especial dentro y fuera del campo: además de ser un atleta de élite, es pianista profesional, lo que dice mucho de su disciplina y capacidad cognitiva. Su perfil ha ido ganando peso en los días previos al draft, hasta convertirse en el Safety nº6 según The Beast, y en el pick 106 en el ranking promedio de big boards.
Velocidad, visión y capacidad para anticipar jugadas
Lo que más destaca de Jonas Sanker es su velocidad y agilidad para moverse por todo el campo. Tiene una habilidad especial para leer los ojos del quarterback rival, lo que le permite anticipar trayectorias y romper rutas underneath, siendo ideal para cubrir a tight ends o receptores desde el slot.
Es un jugador de gran producción: en 2024 firmó 85 tackles (8.5 por partido), 8.5 tackles for loss, y 2 fumbles recuperados. Además, ha jugado como gunner en equipos especiales, lo que aporta un plus de versatilidad muy valioso para un roster como el de New Orleans.
Su capacidad de comunicación en secundaria es otro punto fuerte, clave para el sistema defensivo que quiere implantar Brandon Staley, que se basa en rotaciones constantes y ajustes post-snap.
Riesgo, anticipación y margen de crecimiento
En el debe, hay detalles que pulir. Su obsesión por leer al quarterback le hace caer en errores como perder al receptor asignado o morder en jugadas de play action. También tiende a buscar el golpe antes que la intercepción en cobertura, lo que podría hacerle dejar pasar oportunidades claras de turnover. Y en equipos especiales, aunque aporta, ha cometido tres penalizaciones este año.
Aun así, en el esquema defensivo de los Saints encaja como anillo al dedo. Todo apunta a que Alontae Taylor se mantendrá como cornerback exterior, y que Sanker asumirá un rol de free safety en formaciones nickel, especialmente en coberturas desde el slot.
Una pieza que, si se adapta bien al ritmo NFL, puede ser clave en el nuevo sistema defensivo que empieza a construirse en Louisiana.
Resto de Rondas:
Danny Stutsman, LB (Oklahoma): agresividad, liderazgo y producción para el nuevo corazón de la defensa
Con su primera elección en la cuarta ronda del Draft 2025, los New Orleans Saints continuaron reforzando la defensa con un nombre de impacto: Danny Stutsman, linebacker de Oklahoma, uno de los jugadores más productivos y carismáticos del panorama universitario reciente.
Stutsman llega como el LB3 de la clase según The Beast y con el puesto 88 en el big board combinado. Una selección que refuerza una defensa que se está construyendo bajo las ideas del nuevo coordinador Brandon Staley, con mucho foco en intensidad, versatilidad y mentalidad.
Productividad, IQ y liderazgo
Si hay algo que define a Danny Stutsman es la producción constante. En cada una de sus tres últimas temporadas con los Sooners firmó más de 100 tackles, una barbaridad que habla de su olfato, capacidad de lectura y fiabilidad como MIKE linebacker.
Stutsman es un jugador con un altísimo fútbol IQ, que sabe moverse entre los gaps con facilidad y rara vez pierde de vista el balón. Esto le convierte en un arma ideal para contener quarterbacks móviles y detener el juego terrestre, además de brillar contra jugadas rotas o improvisadas.
Es también un líder vocal, querido en el vestuario y respetado por su ética de trabajo. All American First Team SEC, un reconocimiento unánime que subraya su impacto tanto dentro como fuera del campo.
Agresividad que a veces cuesta caro
Pero no todo es perfecto. Su nivel de agresividad, que a menudo es una virtud, puede convertirse en exceso, sobre todo en situaciones de engaño. En cobertura tiene mucho margen de mejora: le cuesta reaccionar a los pases, hasta el punto de que no ha deflectado un solo balón en los últimos tres años, un dato preocupante en la NFL moderna.
Pese a todo, su perfil encaja en lo que Staley busca como ILB en un sistema 3-4 o 4-2-5, especialmente como linebacker interior por detrás del front-5. Puede tener impacto desde el primer día y, aunque su techo puede parecer limitado en términos de evolución futura, su suelo es muy sólido y su capacidad de contribuir inmediata está fuera de duda.
Quincy Riley, CB (Louisville): Capacidad atlética y explosividad diferencial
Con su segunda elección en la cuarta ronda, los New Orleans Saints siguen reforzando la defensa con la incorporación del explosivo cornerback Quincy Riley, procedente de Louisville. Riley es el CB11 de la clase según The Beast y un jugador tremendamente productivo: en sus dos últimas temporadas ha logrado más de diez pases defendidos por año, 82 tackles y cinco intercepciones, sumando más de 400 yardas en retornos tras pick.
Velocidad es la palabra clave con Riley. No solo tiene una arrancada fulgurante —fue atleta de 100 y 200 metros tanto en el instituto como en la universidad—, sino que sabe usarla para recuperar la posición cuando la pierde en cobertura. Si a eso le sumamos su buen instinto para localizar el balón y su capacidad para reaccionar a los lanzamientos del quarterback rival, estamos ante un jugador que puede marcar diferencias desde el primer día. Steve Ellis, su entrenador en Louisville, fue claro: “Es el mejor jugador que he entrenado, y he entrenado unos cuantos”.
Además, puede aportar valor inmediato en equipos especiales como retornador de kickoffs, una faceta que los Saints siempre han sabido explotar cuando han tenido talento puro.
Riley llega con puntos fuertes muy definidos: su explosividad es diferencial, su capacidad atlética está por encima de la media, y es un jugador que constantemente batea balones y produce jugadas grandes. Tiene facilidad para leer los ojos del quarterback y reaccionar rápido, lo que lo hace muy efectivo en coberturas en zona y jugadas underneath. También destaca por su carácter competitivo y por haber demostrado liderazgo en el vestuario.
Aspectos mejorables.
Su estatura —ligeramente por debajo de lo ideal para un CB en la NFL— puede ser un problema a la hora de cubrir a receptores físicos o ante rutas como slants y fades. Además, por su estilo de juego tan basado en lo físico, tiende a sufrir cuando le bloquean en espacio abierto. Aunque su velocidad le permite corregir errores, aún depende demasiado de ella, lo que puede exponerlo en coberturas más complejas si no ajusta su lectura del juego. A nivel táctico, se intuye que aún tiene margen de desarrollo, ya que su IQ futbolístico no siempre acompaña a sus condiciones atléticas. Y, como nota final, es un jugador algo veterano para ser rookie: ya roza los 24 años.
En cualquier caso, en el sistema de Brandon Staley se perfila como una pieza interesante para el puesto de nickel corner o como recurso en paquetes de cobertura en zona. Por necesidad y por perfil, podría ver el campo desde muy temprano en la temporada.
Devin Neal, RB (Kansas): el más productivo de la historia de los Jayhawks
Los Saints apostaron en sexta ronda por Devin Neal, running back de la Universidad de Kansas, considerado el RB15 de la clase según The Beast. Con poco más de 21 años, Neal llega a la NFL tras dejar huella en el college: más de 4.300 yardas terrestres y 49 touchdowns en cuatro temporadas, a lo que suma más de 700 yardas aéreas y 5 TDs por recepción. Todo ello con una media de 4,91 yardas por acarreo y solo dos fumbles en más de 500 acarreos. Nada mal. De hecho, es ya el corredor más productivo en la historia de Kansas y top 5 histórico en la Big 12.
Su estilo es muy reconocible.
Paciente, con gran visión para encontrar huecos, ágil en espacios cortos y capaz de frenar y arrancar casi sin perder velocidad. Su desplazamiento lateral es excelente, lo que le permite recalibrar la trayectoria en carrera y buscar alternativas. Además, protege muy bien el balón, algo clave en un sistema como el de Kellen Moore.
Ahora bien, Neal no es un running back físico, aunque su complexión puede hacer pensar lo contrario, rara vez se impone por potencia. En carreras largas no tiene esa velocidad final que le permita escaparse por completo de la secundaria rival, y su pass blocking es aún muy irregular.
En el esquema ofensivo de Moore, Neal parece destinado a tener un rol muy específico: carreras por el exterior, jugadas de diseño con RPO o como opción de checkdown, más que como un corredor de tres downs. Para hacerse una idea, es más cercano al perfil de Kyren Williams que al de Derrick Henry.
Moliki Matavao, TE (UCLA): all around tight end.
En una clase algo limitada en cuanto a talento en la posición, Matavao estaba proyectado como un pick de quinta ronda según The Beast, donde lo posicionaban como el TE11 de la clase. Su elección tan avanzada supone, por tanto, una excelente oportunidad de valor.
Nacido en Nevada, pero de raíces hawaianas, Matavao comenzó su carrera universitaria en Oregon y completó sus dos últimas temporadas en UCLA, donde fue ganando peso ofensivo hasta convertirse en el receptor con más yardas del equipo en su último año. Su evolución no pasó desapercibida.
A nivel físico destaca por su imponente tamaño y una sorprendente rapidez en el release, lo que le permite iniciar rutas con soltura. Tiene una capacidad natural para navegar entre rutas defensivas y doblar esquinas con agilidad, algo que se explica en parte por su pasado como jugador de baloncesto: su coordinación entre ojos y manos en el punto de ataque es sobresaliente. Además, es un jugador muy consciente del juego: lee bien los blitzes y siempre ofrece una salida al quarterback en situaciones comprometidas. En el juego terrestre, es un bloqueador fiable, especialmente gracias a cómo utiliza su cuerpo, algo que muchos tight ends tardan años en dominar.
Grises en su juego.
Como puntos a mejorar, le falta explosividad en campo abierto y algo más de velocidad punta para ser una amenaza vertical. A nivel técnico, debe trabajar el uso de las manos en el blocking y ganar volumen físico para competir mejor contra edge rushers en situaciones de pase.
Matavao ha jugado como flex tight end en una ofensiva muy rica en esquemas como la de Eric Bieniemy. En UCLA alternó posiciones con fluidez: un tercio de los snaps los jugó cerca de la línea, otro tercio en el slot y el restante como receptor abierto. Esta versatilidad lo hace ideal para aportar desde el primer día como backup con potencial de convertirse en una pieza clave tanto en protección como en el juego aéreo.
Fadil Diggs, DE (Syracuse): la apuesta de cada año, esta vez en séptima y no en primera.
Con su última selección del draft, los Saints apostaron por Fadil Diggs, defensive lineman procedente de Syracuse. Es el edge rusher número 24 según The Beast, pero su perfil atlético y carácter competitivo lo convierten en un pick más que interesante a estas alturas del draft.
Natural de Nueva Jersey, Diggs pasó cuatro años en Texas A&M antes de trasladarse a Syracuse para su último año universitario, siguiendo a su entrenador Elijah Robinson. Capitán en sus dos últimas temporadas con los Aggies, fue creciendo año a año hasta completar su trayectoria en college con 120 tackles, 32 tackles for loss y 15 sacks. Una progresión constante que demuestra su ética de trabajo y evolución técnica.
Molde de edge en los Saints.
Posee unas dimensiones físicas prototípicas para el rol de edge: tamaño, fuerza, atleticismo y una flexibilidad poco habitual para su envergadura. Tiene explosividad para atacar gaps desde el interior y ha funcionado como blitzer profundo por su velocidad. En defensa terrestre se muestra muy físico y sabe cómo cerrar espacios desde posiciones estáticas.
A pesar de ello, aún tiene margen de mejora en su técnica de pass rush. Le cuesta arrancar desde posiciones con las manos apoyadas y puede verse superado por bloqueadores poderosos. Su cinta muestra ciertas inconsistencias en los placajes, algo que deberá corregir en el salto a la NFL.
Diggs puede convertirse en una pieza versátil en cualquier posición del front seven. Tiene el físico y la mentalidad NFL, y si encuentra el entorno adecuado para su desarrollo, podría ser una grata sorpresa desde el fondo del draft.
Conclusiones: una clase con sello propio
La clase de los Saints en 2025 deja tres grandes titulares: las trincheras son la prioridad, con 2 de los top3 picks centrados en la línea. Foco en la defensa con seis picks en ese lado del balón y perfiles muy bien definidos para el sistema que quiere implantar Brandon Staley. Y finlmente, la apuesta por jugadores con liderazgo probado, inteligencia táctica y capacidad de crecimiento a medio plazo.
Además, como bien apuntamos, lo han hecho sin hipotecar el futuro: sin grandes movimientos en la offseason ni subidas agresivas en el draft, los Saints han encontrado talento y carácter a buen precio. Una clase con identidad, que apunta a ser el primer paso en la reconstrucción de un equipo que quiere volver a competir.
Salud y WhoDat
Sergi Biamonti | @whodatspain