Corazón al despegue

Torre de Control: Es mi placer informar que han ganado los New York Jets… ¡Al fin!

8 semanas y este es el saldo: bastantes corajes, cientos de lágrimas, incontables memes, muchas plegarias y media vela consumida; Jets reportó una victoria y no fue casualidad. Ganaron siendo ellos mismos. La defensa dudosa, pero cumpliendo, el ataque volvió a la vida y el equipo renovó votos con el triunfo.

Después de tanto desastre y confusión, ganarle a los Bengals se siente más como un reencuentro que una sorpresa, pues habíamos visto algunos juegos con posibilidades reales de ganar, pero siempre faltó ese Je ne sais quoi que no terminó de encajar, sin embargo, te preguntarás “¿Y qué funcionó esta vez?” pues como tu Jet Girl de confianza, hoy te daré mi análisis de este logro lleno de alivio.

¿Milagro o Memoria Muscular?

Tras semanas sin saber cómo es ganar puede causar que cualquier touchdown se sienta como redención divina, pero esto no tiene demasiada lógica para ser un milagro: vimos una ofensiva con más compromiso, estrategias menos rebuscadas y explotando recursos que ayudan a mover el balón.

Para ser más honesta, hay algunas jugadas que vimos este domingo en la jungla de Cincinnati que son del viejo playbook de los Lions y los Jets de los 2000 y vaya que este trabajo de curación fue parte del arte que llevó a esta ofensiva a lograr 502 yardas totales, compensando tierra (254 yardas) y aire (248 yardas) por una diferencia por apenas 6 yardas.

No fue un vuelo perfecto, pero sí uno con rumbo.

El arma letal del juego terrestre de Nueva York: Breece Hall. (Foto: New York Jets)

Honor y Poesía

La defensa cumplió con lo necesario y un poco más, no podemos olvidar que a lo largo de la temporada, ha sido la unidad que mayor desgaste ha tenido por el tiempo en campo, sin embargo, fue especial ver a la ofensiva trabajar como si Nick Mangold estuviera en la línea de golpeo: en cada protección, bloqueo y asignación había algo de homenaje silencioso. Fue casi poético, como si el equipo en esfuerzos y suspiros gritara: “Aún sabemos volar.”

Es cierto, otra vez les tomó 3 cuartos entender y ajustar el juego, pero para comprender que la ofensiva puede volar y la defensiva puede sostener ese vuelo, valió la pena cada segundo.

El motor de la ofensiva siempre será una buena línea. (Foto: New York Jets)

Capitán Fields: Saldo blanco

Justin Fields hizo lo suficiente para no incendiar el avión con 21 pases de 32 intentos para 244 yardas y 1 touchdown, con mejor manejo de la presión y sin desperdiciar balones ni tiempo. Tenemos que agradecer que no nos llevó al colapso nervioso de nuevo. Fue un piloto tranquilo, con decisiones inteligentes y sin tomar riesgos innecesarios, y para un equipo que está acostumbrado a las tragicomedias; sin duda era vital un cambio de escenario en los controles.

Después de casi ser descartado, no hay duda que el 7 es el de la suerte. (Foto: New York Jets)

Exorcizando demonios

Los Jets lograron jugar con cabeza fría: Pocos castigos, mejor ejecución, menos yardas y balones perdidos. El secreto está en dejar de pelear con los fantasmas y empezar a jugar para los vivos.

No hay duda de que la disciplina estuvo ahí: sólo 4 castigos para 25 yardas en todo el juego, eso es demasiado considerando que hasta la semana anterior el promedio de castigos por juego estaba en 7.54 para 56.1 yardas ¡Un abismo de diferencia!

Uno de los ingredientes clave para la victoria es la DISCIPLINA. (Foto: New York Jets)

Corazón bajo Fuerza G

Se sabe que el fútbol americano es complejo: puedes llorar y celebrar al mismo tiempo.

Vivir la victoria ante los Bengals fue un alivio, en una combinación de dolor y orgullo, esto no dejó de lado la pérdida del Centro que nos enseñó a sostener el juego, a tener fe y trabajar duro en medio de la adversidad… Y justo fue cuando el equipo encontró el rumbo; lograron volar alto aún cuando la presión de la gravedad te está sobrepasando, pero con control y enfoque puedes llegar a tu destino. Despedir a Mangold con una victoria, fue lo mejor que pudo hacer la franquicia. Celebrar la vida, el legado e inspiración de una leyenda, e impulsar a los que hoy defienden la Gran Manzana Verde.

Nick Mangold: líder, ejemplo y leyenda. (Foto: New York Jets)

Tal vez esta victoria no haga una diferencia en la temporada, pero cambió algo más profundo: recobró la identidad de toda una franquicia, la fe de la afición y el valor que tiene ser un “Maldito New York Jet”.

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