Todo empezó en 1959 con un teletipo y un público aburrido en medio de un partido de Michigan. Aunque en realidad empezó mucho antes, como 200 años antes, con un grupo de soldados coloniales huidos atravesando un arroyo en pleno territorio indio, a medio camino entre lo que hoy es Pittsburgh y Erie. Los indios Seneca les iban estrechando el cerco. Casi los tenían encima. Pero las rocas de ese arroyo en cuestión estaban cubiertas de algas y limo y donde las botas de los coloniales no tuvieron mayor problema, los mocasines indios, fabricados con la piel de algún animal, resbalaron. Los indios bautizaron aquel infausto lugar como Wechachochapohka o roca resbaladiza (los indios eran muy literales, cuidado con tocarles los tipis).
Volvamos al 59.
Steve Filipiak era el encargado de los anuncios en Ann Arbor, el estadio de los Michigan Wolverines. Una tarde aburrida de sábado, intentando insuflar algo de ánimo a casi 100 mil espectadores, leyó un resultado que se había encontrado en el teletipo y que le había hecho gracia. Ni siquiera creía que aquel equipo fuera real, pero a la gente le gustó. Lo repitió durante varias jornadas. La cosa devino en ritual. La gente aplaudía más y gritaba más alto después de leer el resultado de Slippery Rock. Filipiak lo supo vender: “Y ahora el momento que todos estabais esperando”, decía. Y el público respondía con todo.
Así se forjó el hermanamiento entre esos dos equipos hasta que en 1978, aprovechando que los Wolverines jugaban fuera de casa, los responsables de Michigan invitaron a La Roca a jugar en su campo. El rival, Shippensburg. Los ilusionados roqueños confiaban en tener algo de tirón y que 10 o 12 mil personas fueran a ver un partido de categoría inferior. Se congregaron más de 60 mil. Un récord para la División II. Desde entonces Slippery ha jugado dos veces más en Michigan y todos los partidos se saldaron con derrota. Con el tiempo, los teletipos fueron sustituidos por teléfonos. Ahora el resultado se anuncia en el marcador gigante del estadio. Una enorme S verde es el preludio. Y la gente grita como si Alex Orji hubiera dado un pase de 40 yardas (cosa por otro lado imposible).

Se cuenta aún otra anécdota sobre esta Universidad minúscula del estado de Pennsylvania.
Uno de sus antiguos alumnos, Al Coleridge, runningback de la escuela en los años sesenta, está en el aeropuerto de Tokio esperando un vuelo que le lleve a casa. Ha pasado unos días en Japón de vacaciones. Está sentado en su asiento leyendo un libro y enfundado, como siempre, en su camiseta de Slippery Rock. Algo sucede. El tiempo pasa pero el avión no despega. Hay cierto nerviosismo. Hasta que una voz interrumpe la lectura del bueno de Al y una mano se posa sobre su hombro. Slippery, ¿eh? Dice la voz. Jugáis duro al football ahí abajo. Al levanta la cabeza. Conoce esa voz. Sí, señor Presidente, contesta. Era Richard Nixon.
La relación de La Roca con la NFL no es abundante. Apenas media docena de nombres en toda su historia. Sobre todo en los años ochenta.
En los últimos tiempos destaca Wes Hills, otro runningback, firmado como undrafted por los Cardinals en 2019 y que no fue capaz de hacer roster aquejado por una lesión. Lo intentó al año siguiente con los Lions. La suerte fue idéntica. La deriva le llevó a las ligas de primavera y el año pasado tuvo un discreto paso por los Michigan Panthers -allí debió sentirse como en casa- y acaba de debutar con los Memphis Showboats esta jornada dejando un partido regulero en la derrota ante Houston.
Además de Wes, Kyle Sheets, un auténtico ídolo en la escuela, top 10 de todos los tiempos allí en touchdowns anotados, en yardas de recepción y en recepciones totales, lo intentó el año pasado también como undrafted en los Saints. No cuajó pero los Chiefs lo llamaron para que probara. Algo vieron en él pero otra negativa le dejó sin equipo para 2024. Y, quizá alertado por el propio Wes, se acercó a los Showboats con los que firmó un contrato en diciembre del año pasado. Al final no hizo roster para este curso pero si sigue perseverando antes o después tendrá su oportunidad.
Jornada 6 de la UFL
De la jornada 6 de la UFL destacamos sobre todas las cosas a Bryce, Caballo Loco, Perkins (o el Gran Harry Perkini como le llaman ahora) el Quarterback de Michigan Panthers, la sensación de la temporada. En la aplastante victoria de los suyos ante DC Defenders, cuya defensa tanto nos había gustado en partidos anteriores, dejó Perkins destellos de una calidad abrumadora. 3 jugadas de escape y carrera dignas de un resbaladizo mago, un no look pass para touchdown, algún pase largo fuera de los números…

Sus estadísticas finales no fueron increíbles pero su gran actuación le hace merecedor del MVP de la jornada. Quedan 4 partidos para el final de la liga regular y este fin de semana se pondrá a prueba el nivel de los dos equipos más en forma. Los Renegades valorarán a Caballo Loco y sus Panthers mientras que Stallions hará lo mismo con Houston, y su extravagante entrenador CJ Johnson, cuya racha les hace quizá no temibles pero sí inquietantes.
Bienvenidos a la UFL, la liga donde cabemos todos, hasta los esforzados hijos de una Roca Resbaladiza.
Pablo López | @jucort365
Puedes ver la visión de Pablo de la jornada 5 de la UFL aquí.