Draft Bengals 2020 – armas o escudos

Con su primera elección en el draft de 2020, los Cincinnati Bengals eligieron al quarterback Joe Burrow. Era la opción más lógica, desde todos los puntos de vista, como desde este sitio hemos publicado en ocasiones anteriores. No me extenderé más en este manido tema, así que mejor analicemos el resto de elecciones: si son armas o escudos.

Cuando una franquicia, como la de Cincy, apuesta su futuro al desarrollo de un quarterback novato, debe decidir cuál será la mejor forma de proteger su inversión. Si darle talentosos compañeros de ataque, con quienes desplegar todo su juego ofensivo, o proporcionarle la adecuada protección para permitirle crecer con seguridad en su adaptación a la NFL. Armas o escudos, la eterna dicotomía sobre la que deben decidir los General Managers. Ambas fórmulas igualmente válidas si se hacen con sentido. Al final, como siempre, serán los resultados quienes dictaminen el éxito o el fracaso de la estrategia.

 

La elección de Joe Burrow por parte de Bengals en su primer pick no sólo condicionaría el resto del draft, sino los próximos años en la franquicia de Cincinnati (foto: ESPN).

 

Armas

Al principio, parecía que Bengals optaba por armas. En su pick de 2ª ronda, el primero de la noche, con todos los jugadores caídos de primera ronda disponibles en diferentes posiciones, elegían un wide-receiver. Tee Higgins es un receptor grande pero atlético, con largos brazos que atrapan todo, y peligroso tanto en red-zone como con espacio. Prácticamente un clon de su idolatrado A.J. Green. Pero, ¿no tenía Cincinnati ya atado a Green? Pues a falta de la formalidad de la firma de su condición como jugador franquicia, sí. Y no sólo él. El cuerpo de receptores se completa con Boyd, Ross e incluso Tate, quien el año pasado resolvió muy bien la ausencia del citado Green.

Higgins, quien portará el dorsal 85, mítico en la franquicia atigrada, apunta a convertirse en el receptor favorito de Burrow en los años venideros (foto: nflmocks)

 

Entonces, ¿qué necesidad tenían los Bengals de otro receptor? Absolutamente ninguna. Y este hecho, lejos de restar valor lo acentúa aún más. Cincinnati quiere disponer a la vista de Burrow un arsenal infinito de armas. Boyd en el slot, Ross como un cohete en profundo, Green ejerciendo como uno de los mejores WR de la liga, y Higgins aprovechando que al rival ya no le queden buenos cornerbacks para marcarle. Y no olvidemos la capacidad para recibir de los runningbacks Mixon y Bernard, o la posible sorpresa de los tight-ends Sample o Uzomah.

 

Este movimiento, aparte de protegerse de que en el futuro puedan perder a Ross o a Green, ambos en último año de contrato, está pensado para el presente. Taylor pretende alinear formaciones muy abiertas, de forma que el contrario tenga que pensar tanto en tapar las posibles vías de agua, que no le queden piezas para presionar al quarterback. Porque esta táctica de suministrarle armas ha ido en detrimento de acorazar su protección.

 

Escudos

Para desesperación de sus aficionados, los técnicos de Cincinnati han manifestado en varias ocasiones sentirse muy satisfechos con la composición de la línea ofensiva. Es, desde luego, una opinión bastante discutible. El lado izquierdo estará compuesto por los inexpertos Jordan (LG) y Williams (LT); mientras que el derecho por Hart (RT) y Su’a-Filo (RG), jugadores que en otro equipo serían suplentes. El center es un guard reconvertido (Hopkins), cumplidor, pero sin más.

 

Siempre se ha dicho que el mejor amigo de un quarterback rookie es un tightend. A mí, siempre me ha parecido que lo mejor es un buen tackle ofensivo que proteja su lado ciego. Y a la velocidad a la que ha evolucionado la NFL, donde el peligro puede llegar desde cualquier parte, por extensión, todos los eslabones de la línea ofensiva son importantes.

 

A pesar de optar a aparentes buenas opciones (Jones, Niang, Tega-Wanogho…) no fue hasta 6ª ronda cuando el club reforzó esta unidad. El elegido fue Adeniji, un jugador sólido, fiable, con experiencia en ambos extremos de la línea, pero cuyo futuro parecería mejor orientado al puesto de guard. Buen pick, que por calidad quizá debería haber salido antes, pero que desde luego no va a cambiar la cara de la unidad. Tan solo (y no es poco) aportar una muy necesaria profundidad de banquillo.

Hakeem Adeniji fue el único refuerzo bengalí para la línea ofensiva, algo que resultó insuficiente para mucho seguidore atigrados (foto: KU Athletics)

 

Por tanto, debemos cambiar aquí el concepto de “escudo”. La ayuda que este sentido pueda recibir Burrow no vendrá por un potente cuerpo de guardaespaldas. Será a través de una defensa que, por un lado contenga al ataque rival para no obligarle a recurrir a la heroica en cada drive; y por otro, que sea capaz de forzar rápidos “3 y fuera” con los que darle más oportunidades a Burrow de dirigir el ataque.

 

La defensa como escudo

La defensa bengalí contra la carrera en 2019 fue la peor de la competición. La última de la liga. En tales condiciones, no hay quarterback que pueda tener un mínimo de éxito, y menos siendo novato. Nadie puede culparles de que, tanto en la agencia libre (NT-Reader, LB-Bynes, SF-Bell), como bien pronto en el draft, intentasen solucionar este problema.

 

Poca sorpresa supuso la adquisición en 3ª ronda del ILB Logan Wilson. Un chico muy inteligente, con gran productividad en college, aunque algo justo en el apartado atlético. Venía subiendo mucho en el proceso pre-draft, por lo que invertir una 3ª ronda alta tampoco se puede catalogar de “reach”. Su misión será liderar la defensa a corto plazo. Su instinto para detener la carrera y la cobertura zonal prácticamente le convierten en titular inmediato.

 

Pero el agujero en el cuerpo de linebackers era tan enorme que una sola pieza no lo podía llenar. En 4ª ronda se encontraron con la posibilidad de escoger a Davis-Gaither y no lo dudaron. Los rumores sobre una grave lesión de rodilla le habían hecho bajar muchas posiciones. La intención del DC Anarumo con él es que sume velocidad a la unidad. Le falta físico, y quizá algo de experiencia, pero su explosividad y fluidez para ocupar diferentes posiciones son valores muy necesarios en la zaga atigrada.

 

La energía que traerá Davis-Gaither, el #24 de Appalachian State, a la unidad de linebackers bengalíes, supondrá un importante salto de calidad para toda la defensa (foto: Worldwide Rams)

 

No quedó ahí la cosa. La última elección se empleó en otro LB, Markus Bailey. Como en el caso anterior, las lesiones, esta vez bien reales como 2 operaciones en sendas rodillas, hicieron caer a séptima ronda a un jugador cuyo valor técnico es muy superior. Instintivo, físico y competitivo. Un comodín para cualquier posición en la unidad si logra mantenerse sano. Y otra muestra evidente de la total carencia de efectivos defensivos que padecía el equipo.

 

No hay quinto malo

El quinto jugador elegido siguió el patrón de los anteriores: defensor especializado en contener la carrera. Pero en esta ocasión no fue un linebacker sino un defensiveend, Khalid Kareem. El de Notre Dame es un defensor muy tenaz, que cierra como pocos su zona. Muy potente, pero no excesivamente dotado para la presión. Aportará rotación, y la posibilidad en un futuro de formarle en técnica-5 para convertirle en defensiveend de una hipotética formación con solamente 3 jugadores en la línea.

 

Kareem era capitán en Notre Dame, una característica común en varios jugadores drafteados por Bengals. Otro factor identificativo del cambio de rumbo en la franquicia es adquirir jugadores de probada madurez por delante de talentosos conflictivos (foto: AP)

 

Porque trasladando el símil bélico al football, no solamente con armas o escudos se puede defender a un quarterback novato, sino también desde la estrategia. Si anteriormente comentamos la posibilidad de alinear unidades muy abiertas en ataque, con predomino de las formaciones 11 y múltiples receptores, igualmente desde la defensa tratarán de emboscar al rival variando de esquemas. Ya al final de la pasada campaña se empezó a evidenciar una evolución desde el clásico 4-3 de los tiempos de Lewis a otro tipo de combinaciones más adaptadas a la NFL actual, donde la velocidad, la profusión de defensive-backs, y camuflar por dónde enviar la presión son factores cada vez más importantes.

 

Bajo esta premisa, cobra más sentido todavía que Cincinnati se haya volcado en acumular linebackers y ampliar la plantilla de cornerbacks y safeties. Resulta obvio que la nueva ofensiva liderada por Burrow captará todas las miradas, pero la revolución que se anuncia en la defensa también será interesante de presenciar.

 

Armas Y escudos

Los Bengals de 2020 por fin van a llevar el sello de Taylor, a quien su precitada llegada el año pasado no le permitió forjar el equipo a su gusto. Muchas caras nuevas procedentes de la agencia libre y el draft, y desgraciadamente menos tiempo que otros años para conjuntarlas como consecuencia del coronavirus. Todo un desafío.

 

Desde la directiva bengalí han decidido proteger a Burrow en su transición a la NFL dándole “armas”, pero también “escudos” (aunque estos provengan desde la defensa). Los entrenadores aportarán su cometido adaptando la táctica para su mayor beneficio. La cara que presentará la franquicia bengalí será muy diferente de la mostrada el año pasado. Los atigrados apuntan a ser la revelación de la temporada. Ahora sí parece que realmente amanece en Cincinnati un “New Dey”.

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