Cleveland nos tiene acostumbrados, mal que nos pese, a temporadas más propias del cine de terror que al mundo Disney. Sólo así se explica que en más de 20 años tan sólo tengamos dos apariciones en playoffs. Stefanski
De nuevo el inicio de la competición nos hizo prever un camino más difícil que Frodo Bolson en su lucha por destruir el anillo de poder. Una irregularidad que mantenía las enormes dudas sobre el proyecto Berry/Stefanski, más aún cuando (todavía hoy) el trade Watson sigue oliendo a pufo histórico.
La vida sigue Igual
Cuatro partidos. Dos derrotas. Dos victorias. Y un denominador común. Jim Schwartz, el nuevo y flamante Coordinador Defensivo proveniente de Philadelphia Eagles y que, en tan sólo unos pocos partidos, ya había dejado claro que el enorme talento que había en las filas de los Browns no podía dejarse en manos de cualquiera, como aquel famoso lema “potencia sin control…”.
Así, mientras el nombre de Schwartz era el nombre clave en Cleveland, aquel sobre el que se cimentaban las victorias, el run run sobre la continuidad de Stefanski seguía creciendo. Las dudas sobre su capacidad para conducir el ataque, más aún sin Nick Chubb ni el quarterback Deshaun Watson aumentaban considerablemente, y de nuevo se volvía a pedir que el play calling pasara a otras manos.
Una Seria de Catastróficas Desdichas
Sin embargo, a medida que iban cayendo piezas tanto en ataque como en defensa, mejor funcionaba el equipo. Las lesiones se han cebado con los Browns, especialmente en la línea ofensiva. Primero fue Conklin, luego Jedrick Wills y finalmente el gran descubrimiento de la temporada, Dawand Jones.
Si a eso le sumamos las bajas de Isaiah Thomas (DE), Jacob Phillips (LB), Jakeem Grant (WR), Drew Forbes (G), Maurice Hurst (DT), Grant Delpit (S) y así hasta 15 jugadores que el equipo tiene en Injury reserve (IR) y que los Browns vayan 10-5 es, directamente, un milagro.
Por suerte el Next Man Up, “funciona” y eso es mérito del coaching staff. Y si para criticar a ese mismo coaching staff miramos al Head Coach, para alabarlo, también debemos mirar al mismo.
Resulta evidente que las lesiones han mermado, y mucho, la forma de jugar del equipo. De tener su fortaleza en la carrera y la línea ofensiva, a depender, como no queda otra, del pase, de la creatividad del play calling y del talento que se atesora en el cuerpo de receptores.
Sin mariscal de campo de garantías. Con un DTR (Dorian Thompson-Robinson, Qb elegido en quinta ronda) que fue una sombra de lo que parecía ser en pretemporada. Un PJ Walker incapaz de dar el nivel en la mejor liga del mundo. La temporada de Cleveland se había acabado. ¿Sí, seguro?
Esa quizás fue lo que permitió desmelenarse a Stefanski, recuperando su originalidad, creatividad y valentía que demostró en su primera temporada. Y para más milagro de navidad, el fichaje de Joe Flacco.
La noticia creo que generó más carcajadas en Cleveland que un monólogo de Hue Jackson. Un tipo de 38 años, con menos movilidad que un arenque en el desierto, tenía que jugar en un ataque sin línea ofensiva, sin running back titular y con un modelo basado en la wide zone, los rollouts y el play action. Apañados estábamos.
Y, cágate lorito, que en tres partidos todo Cleveland ya está subido en la Flacconeta.
La Flacconeta
Tres partidos con más de 300 yardas de pase, quinto en QBR (quarterback rating) según la ESPN en la semana 16. Rompiendo el récord histórico de un Wide Receiver en yardas totales de pase en un partido (Amari Cooper – 265 yardas).
Capaz de lo mejor y de lo peor. Un tipo que seguramente provocó más infartos en sus dos primeros partidos en Ohio que la comida que se anuncia en publicidad. Pero, de momento y eso es lo que importa en la NFL, sacando los partidos adelante, que no es poco y con drives ganadores en el Clutch Time que en Ohio ni se recordaban.
Pero lo más importante, lo que desde fuera podemos observar es que Cleveland ha ganado un líder. Se palpa el buen ambiente y la fe ciega en Flacco, pero también en el coaching staff.
Ayer, en nochebuena, Cleveland jugó uno de sus mejores partidos de toda su historia. Por todo. Por las bajas (sin kicker ya desde principios del partido), por la necesidad de ganar, por reivindicarse como EQUIPO en mayúsculas.
Ver a Andrew Berry reír en la grada, disfrutando como un niño pequeño al que le han regalado aquello que pidió en su carta a los Reyes Magos fue mágico. Especial. Ayer Cleveland no sólo ganó un partido. Se ganó el derecho a seguir soñando.
Es navidad en Ohio. Y Papá Noel viene en Flacconeta.
Veremos como acaba pero que los Browns estén 10-5 esta temporada es para que Stefanski sea renovado sí o sí.