Hasta que llegaron los europeos a tocarles los cocos, los Polinesios vivían de cine con sus faldas de paja, sus torsos desnudos y sus rizadas melenas al viento. No fingiré haber estudiado genética de poblaciones pero he leído que, al parecer, ese peculiar folículo piloso curvo que emerge, angular, desde el cuero cabelludo, les da a los habitantes de esa macedonia de islas una protección extra muy necesaria contra los rayos del sol.
La evolución, bien lo sabía Darwin, es la moda entre eones.
Hay cosas que vuelven, como los jerséis de cuello vuelto o los pantalones de campana, y hay cosas que desaparecen para siempre. Por lo que sea, parece que la buena gente de las islas pacíficas llevan el balón ovalado en la sangre. Todos hemos visto a los Maorís jugar al rugby. O a Tahití, a Samoa, a Vanuatu. Todos potencias mundiales de ese deporte.
En el football sucede parecido aunque, de un tiempo a esta parte, parece que los sureños han sido arrinconados por los fornidos nigerianos. Si me preguntaran ahora por el paradigma polinesio por excelencia seguro que contestaría que Maui, el semi dios cantarín de Vaiana. Hace 15 años habría respondido que Troy Polamalu. El 43 de los Steelers fue, para mí, imagen de la liga durante muchos años. Me quedaba embelesado viendo su pelo indómito mientras el muchacho repartía hostias como panes. ¿No pasará calor? Me preguntaba entre jugada y jugada.

El nombre del bueno de Troy me volvió a la cabeza la semana pasada mientras entrevistaban en la banda del Michigan Panthers vs San Antonio Brahmas a Toa Taua.
Aunque su melena es mucho más discreta y la domina con una banda elástica, se le ven maneras polinesias. Todo él es hijo de los mares del sur. Una de tantas historias dignas de contarse. Después de 4 años más que decentes corriendo para los Wolf Packs en la Universidad de Nevada, ha intentado hacerse un hueco tanto en la NFL como en la UFL. Sin suerte. El de este mes es el tercer contrato que firma con Michigan Panthers.
Al final siempre hay alguien mejor, que corre más, que carga más duro. No pasa nada. Paciente como si remara entre islas con su piragua doble, espera su oportunidad. La de este año le ha pillado trabajando en un club de golf. Hay que ganarse la vida. Después de 2 partidos acumula 13 acarreos para 65 yardas y 1 touchdown. Mientras las lesiones lo permitan, seguirán llamándole a filas antes o después. Hurgando un poco en su vida descubrí que, además de polinesio es californiano, como Troy Polamalu.
Otro pelazo californiano que ha saltado a las noticias footballeras estos días es el de Colin Kaepernick.
Otro que tampoco es ajeno al asunto racial. Después de 8 años en el candelabro, su mujer ha publicado en redes que el bueno de Colin sigue machacándose día a día por si algún equipo le requiere. 38 primaveras tiene. Parece extinto su tiempo. Pero me encanta la gente que persiste, los luchadores, los que no aceptan un no como respuesta global. ¿No habrá un hueco para un qb así en la UFL? No parece el sitio adecuado pero nunca se sabe. Ojalá. Huecos surgen todas las semanas. El último, este mismo fin de semana, durante la week 4.
Otro peludo californiano (juro que es el último): Manny Wilkins. Dio pie a tierra en una jugada fortuita y solitaria, sin contacto. Parecía ACL a primera vista. Ha dejado en los corazones de St Louis un hueco difícil de llenar. Su backup, un rubito con el brazo del tamaño de Oklahoma, Maxwell Duggan, salió al campo dispuesto a demostrar sus capacidades. Varios de sus compañeros receptores fueron tratados después del partido por laceraciones, traumatismos y malestar intestinal difuso. Los pocos espectadores reunidos en el Choctaw Stadium de Arlington juraban luego haber oído al balón traspasando la barrera del sonido en alguno de los pases cortos de Duggan.

Todo son malas noticias para los Roughnecks. Después de que la liga confirmara que su estadio albergará por segundo año seguido la final de la UFL, el equipo se desintegra y con 2-2 ha caído a la tercera posición de la Conferencia XFL. Es una pena: sin ellos en el cartel es muy dudoso que los 30 mil espectadores que van a verles regularmente se den cita en el partido, por muy final que sea.
En otro orden de cosas, ya no quedan invictos después de la sorprendente goal line stand de Brahmas en el último cuarto, DC Defenders cosechó su primera derrota del curso.
A pesar de los numerazos de Jordan Ta’amu, que alcanzó las 300 yardas de pase y superó las 70 de carrera. Apuesto a que por el apellido saben de dónde procede el bueno de Jordan. Lean Dos años de vacaciones, de Julio Verne. Les acercará a los misterios y la magia de los mares del sur. Y mientras no, vean la UFL que es un misterio en sí misma y divertida como pocas.
Pablo López | @jucort365
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