El ataque: Una tarea titanica

Cuando comenzó la temporada, las esperanzas de los Titans-Fans estaban por las nubes. Nuevo staff, un ataque más dinámico, una defensa mejorada,… Todo apuntaba a que lo mínimo que se esperaba era lograr el título de la AFC Sur e ir un poco más allá en Play-Offs. Sin embargo, el equipo no terminó de cuajar y a pesar de un último tramo de temporada muy bueno, nos quedamos con un récord de 9-7 y a las puertas de los Play-Offs. ¿Fracaso? Tal vez, pero hay muchas cosas buenas que sacar de este 2018 y muchas cosas malas de las que aprender y mejorar.

General

Comencemos por los entrenadores. Mike Vrabel, fue el tercer HC debutante en cuanto a récord, por detrás de Matt Nagy y Frank Reich. Y si añadimos que hemos tenido a:
⦁ QB#1 lesionado varios partidos y jugando tocado otros
⦁ Un WR que dejó el equipo en la Week 3
⦁ TE#1 lesionado todo el año
⦁ TE#2 lesionado medio año
⦁ RT lesionado, jugando tocado y vuelto a lesionar
⦁ 8 OL distintas en 16 partidos
⦁ DT#1 lesionado las últimas semanas
⦁ CB#1 lesionado las últimas semanas
⦁ Otros más de 20 jugadores que se han perdido al menos un partido por lesión.

Pues bastante mérito tiene haber sido capaz de dirigir este equipo a estar 9-7 y pelear por los Play-Offs hasta la última jornada. Y más cuando 9 de tus 16 partidos han sido ante equipos que han acabado jugando postemporada y has tenido el 9º calendario más duro de toda la NFL (.520)

Además, desde el primer momento dejó clara su filosofía de juego: agresividad y disciplina.

 

Mike Vrabel ha tenido que enfrentarse a muchas adversidades este año / Sportingnews.com

 

También merece parte de reconocimiento Matt LaFleur, que se enfrentaba a la tarea de implantar su ofensiva desde cero y ser, por primera vez, play-caller. No lo tuvo fácil. Tuvo que lidiar con cambios de QB, con la lesión de Delanie Walker, referente principal del ataque, con las lesiones de la OL y del resto del ataque en general. En definitiva, tuvo pocas ocasiones de trabajar con el grupo completo y al 100% disponible, por lo que bastante mérito hay que darle a su trabajo.

Quizás serían estas continuas lesiones lo que impidieron desarrollar al completo la idea de LaFleur, pero sin duda los conceptos de pase eran bastante acertados y, por momentos, brillaron bastante, aunque no siempre pudieron ser ejecutados de manera óptima. De los de carrera ya hablaremos, porque costó mucho entenderla y explotarla correctamente.

En defensa, por su parte, Dean Pees cuajó una gran temporada, en la línea ascendente marcada por LeBeau los años anteriores. El pequeño susto que nos dio mediada la temporada sólo fue un punto negro en un año donde la defensa mejoró en todos los aspectos… o casi.

 

Mucho trabajo de ambos para implantar su sistema de juego / sportsradioknoxville.com

 

Sin embargo, hablar de lesiones, dureza de calendario y demás es echar balones fuera. El equipo también tiene varias cosas que corregir internamente. Y la más importante de ellas es la consistencia. Toda la temporada ha sido un continuo carrusel de subidas y bajadas de estados de forma y actuaciones. Porque no es normal ganar una semana a NE Patriots por 24 puntos y a la siguiente perder por 28 ante los Colts. Debemos aprender a ser un equipo serio jornada sí, jornada también.

La temporada de Titans fue todo un carrusel de emociones / SBnation.com

 

En el lado positivo, el equipo cometió un total de 72 penalizaciones para 693 yds, el equipo más disciplinado de toda la NFL y, a su vez, récord de la franquicia. Único equipo de la NFL con menos de 700 yds de penalización. El problema es que las pocas penalizaciones que hemos tenido han resultado siempre, o al menos en ataque, demoledoras.

 

Ataque

Hablando de números generales, el ataque ha estado toda la temporada en los puestos traseros de la NFL. Solamente en un par de partidos, los Titans han ofrecido una imagen de ataque bien engrasado. En el resto, la inconsistencia ha sido el principal valor. Los Titans han quedado como el 25º ataque de la NFL, en unas cifras muy similares a las marcadas por el exotic smashmouth de Mularkey & Robiskie (23º en 2017).

En la ofensiva terrestre, los Titans fueron, sorprendentemente, el 7º mejor equipo de la NFL, un gran ascenso, teniendo en cuenta que en 2017 fuimos el 15º. Pero no nos dejemos engañar. De no ser por el gran diciembre de Derrick Henry, donde él solo logró el 31% de yardas de carrera de toda la temporada, el equipo habría quedado en una posición muy similar a la de 2017.

Y la ofensiva aérea no fue mucho mejor. Quedamos en 29ª posición, 6 puestos por debajo de lo que logramos en 2017. Obviamente, las lesiones del mejor arma ofensiva (Delanie Walker), del QB titular (Marcus Mariota) y de varios otros jugadores influyeron negativamente en este número, por lo que no podemos sacar muchas conclusiones de un año muy movido en ataque.

Lo que sí que es cierto es que una de las cosas prometidas, o al menos esperadas, de este nuevo ataque era explosividad… y no terminó de llegar. Los Titans fueron el 4º equipo de la NFL que menos big plays generó en ataque, solamente 58, casi la mitad que el líder, los Kansas City Chiefs. Vale, no es una buena comparación, pero hasta la mitad de la tabla hay 20 big plays de diferencia. Big plays que, de haberse hecho, podrían haber cambiado algún que otro resultado (ejem, Nick Williams en Buffalo, ejem). Cierto es que también fuimos el equipo que menos pases profundos lanzó (40), pero nuestro porcentaje de completos en estos pases (43%), a pesar de los drops está entre los mejores de la NFL.

Quizás el hecho de ser el 4º equipo de la NFL con menos porcentaje de jugadas con 3 WR o más en el campo, con solamente el 58%, explicaría en parte esa falta de jugadas explosivas, pero no tiene porqué significar que la idea es mala, equivocada o no funciona.

Pero ojo, que lancemos poco en largo no quiere decir que fuéramos un equipo de pases cortos. De hecho, fuimos el 4º equipo de la NFL que menos pases de 5 yardas o menos lanzó, con 235. Sin embargo, aquí estamos a la cabeza de la NFL en YAC. Y es que ese ha sido, quizás, uno de los sellos de este equipo, las yardas tras recepción. Con 5,8, nos convertimos en el 9º equipo de la NFL y, de hecho, casi logramos más yardas tras la recepción (1609) que con el balón en el aire (1646).

Curioso cuanto menos, aunque, por una parte, demuestra que el sistema de pase de LaFleur funcionaba. Como ya hemos explicado alguna vez, el juego de pase de Titans estaba basado en rutas progresivas, es decir, las rutas se ejecutan de manera secuencial para ir abriendo la defensa. Lograr tantas YAC reafirma que nuestros jugadores tenían espacios al recibir el balón, por lo que debemos felicitar a LaFleur. Sin embargo, el poco tiempo que dejaba la OL, como se explicará en su respectivo apartado, fue mortal para lograr continuidad.

 

Mariota recibe uno de los 11 (¡¡¡!!!) sacks ante Baltimore Ravens / SBnation.com

 

Todo ello nos lleva a la conclusión de que hay multitud de formas y variedades de crear una ofensiva eficaz en la NFL. A algunos equipos les funciona abrir el campo con muchos WR, a otros, como a nosotros, nos viene mejor jugar con formaciones más pesadas, con FB y dos TE a menudo, porque seguimos siendo un equipo cuya base ofensiva es la carrera y porque tener un hombre extra para proteger al QB siempre viene bien.

No fuimos especialmente brillantes en play-action, curiosamente, una de las armas que más se hablaba que podíamos aprovechar de Mariota. El hawaiano tuvo un passer rating de 78.8, el 4º peor de toda la NFL.
Tampoco destacamos en el juego de screen. A pesar de contar con Dion Lewis y la tardía explosión de Cameron Batson, los Titans estamos en la mitad inferior de la NFL en cuanto a yardas logradas en jugadas de screen… a pesar de ser el 8º equipo que más screens jugó. Una situación similar nos sucede con las jugadas de Read Option. Fuimos el 6º equipo que más jugadas de este tipo ejecutó, pero nuestra media de yardas por jugada está, de nuevo, en la mitad inferior de la NFL.

Mariota realiza el hand off a Derrick Henry / thespun.com

 

Y quizás sonará raro, viendo el rendimiento en algunos partidos, pero somos uno de los equipos que menos 3&Out en ataque ha sufrido, en el 27.9% de nuestros ataques, 3 puntos por debajo de la media de la NFL. Y es que también hubo una mejoría en 3os Down, donde los Titans fueron el 15º equipo de la NFL, convirtiendo el 40% de los mismos, y mejorando con respecto al 35% de 2017, cuando fuimos 25º.

Una vez más, una de estas contradicciones de un año, digamos, curioso en ataque.

¡Ah! Y para más curiosidad, el jugador que logró la recepción más larga del equipo fue Dane Cruikshank (66 yds) en una trick-play en la Week 2 ante Houston. Eso dice mucho, y no bueno, del ataque profundo de Titans.

Dane Cruikshank, Safety, logró en una jugada de engaño la recepción más larga del equipo / Tennessean.com

Por último, fuimos el 27º equipo de la NFL en cuanto a puntos anotados, con 310 (19’4 pts/part). No es raro, por tanto, que la defensa nos mantuviera vivos (e incluso ganara) en muchos partidos, porque necesitamos de marcadores bajos para ganar, no podemos entrar en un intercambio de golpes que sabemos no vamos a ganar.

La llegada de LaFleur prometía muchas cosas que, entre las lesiones y su temprana marcha a Green Bay como HC, vamos a ver en qué quedan. La esperanza es, que Arthur Smith, nuestro nuevo OC, sea capaz de tener una ofensiva sana y seguir construyendo sobre los cimientos que dejó LaFleur, que, a pesar de todo, parecen sólidos.

QB

Marcus Mariota:
228/331, 2528yds, 68,9% completados, 11 TD, 8 Int, 42 sacks.
64 car, 357 yds, 5,6 yds/car, 2 TD, 3 fumble.
1/1 rec, 21 yds.

Blaine Gabbert:
61/101, 626 yds, 60,4% completados, 4 TD, 4 Int, 5 sacks.

Austin Davis: –

 

Gabbert (7) y Mariota (8) charlan antes de un partido / delawareonline.com

 

Ya casi no recuerdo el último año que un QB jugó los 16 partidos de titular con la camiseta de Titans. Los problemas de lesiones nos llevan acechando años e impiden terminar de desarrollar algo que podemos intuir como muy bueno… pero que siempre se nos escapa entre los dedos.

Y es que la pregunta que todos nos hacemos es: ¿es Mariota nuestro QB Franquicia? Tras 4 temporadas, deberíamos tener una respuesta y la verdad es que la gente sigue dividida. Mariota ha mostrado buenas maneras que apoyan su apuesta de futuro, pero al mismo tiempo ha sido tan intermitente que se duda que realmente sea ese QB estrella que dé el siguiente paso.

Este 2018 fue, con los números en la mano, su peor año en la NFL, sin duda. Eso sí, no todo recae sobre sus espaldas, y es que Mariota tampoco lo ha tenido demasiado fácil con la ayuda de los receptores. Un total de 15 jugadores recibieron un pase en 2018. Si descartamos al propio Mariota en una jugada de engaño y a Dane Cruikshank en otra, nos quedan 13. De esos 13, Delanie Walker se lesionó en la Week 1 y Rishard Matthews se marchó en la Week 3, así que nos quedan 11 receptores durante toda la temporada. Bien, de esos 11, 8 marcaron en 2018 el máximo en su carrera en yardas recibidas. Corey Davis, Dion Lewis, Taywan Taylor, Jonnu Smith, Anthony Firkser, Luke Stocker, MyCole Pruitt y Cameron Batson.

Sólo Batson es rookie. Sólo Lewis y Stocker tienen +4 años de experiencia en NFL y todos llevan 2 años o menos en el equipo. ¿Qué quiero decir? Que es muy difícil para un QB poder rendir con un supporting cast tan joven y cambiante, además de cambiar cada año de OC y sistema ofensivo. También ha sido la segunda temporada que más sacks ha recibido, y eso tampoco ayuda. Aunque curiosamente, esta continua presión rival que ha tenido le ha funcionado bien, pues ha sido el 10º mejor QB de la NFL enfrentándose al blitz.

Con todo, el porcentaje de completados de Mariota (68.9%) ha sido el 5º más alto de la NFL en 2018 y fue récord de la franquicia. ¿El anterior récord? De 65.6% logrado por Cody Carlson en 1992, aunque sólo jugó 11 partidos, 6 como titular. En 3os Down ha sido el 5º mejor QB de la NFL, convirtiendo el 46,4% de los pases en un 1er Down y en los 4º Cuartos ha sido el mejor QB de la NFL en cuanto a rating se refiere por lo que podemos decir que, cuando nos ha hecho falta que se echara el equipo a la espalda, no ha fallado.

En resumen, flashes de mucha calidad, sí. Sombras, también. ¿Es el QB franquicia que necesitamos? Quiero pensar que sí, pero la verdad es que no lo sé.

Y sobre Gabbert, creo que estamos de acuerdo en que es mejor que Matt Casell, ¿no? Ahora, tampoco excesivamente mejor. Ha jugado (mucho) más de lo que nos hubiera gustado a todos y aunque siempre parece que va a cumplir con decencia… lanza un pase incomprensible que es interceptado y adiós. Y son esos pases tan malos los que le condenan, a él y al equipo.

Si tuviera que resumir este 2018 para los QB en una sola frase diría: ha sido un año especialmente raro.

RB

Derrick Henry:
215 car, 1059 yds, 4,93 yds/car, 12 TD
15/18 rec, 99 yds, 6,6 yds/rec, 1 fumble.

Dion Lewis:
155 car, 517 yds, 3,34 yds/car, 1 TD, 1 fumble
59/67 car, 400 yds, 6,8 yds/rec, 1 TD

David Fluellen:
4 car, 16 yds, 4 yds/car

Jeremy McNichols:
2 car, 4 yds, 2 yds/car

Dalyn Dawkins: –

 

Derrick Henry (el “hermano mayor”) y Dion Lewis (el “hermano pequeño”) durante un entrenamiento en pretemporada. / nbcsports.com

Le costó horrores a Matt LaFleur entender cómo hacer funcionar el juego de carrera. A medida que la temporada fue evolucionando fue poco a poco viendo las debilidades y fortalezas del ataque; que la idea de Mularkey no iba tan desencaminada de lo que le venía bien a este equipo; y que Derrick Henry es el RB que tenía que poder a desgastar defensas.

Un dato claro es que LaFleur mandó más carreras en 1º y 2º Down (56%) que Mularkey & Robiskie (52% de media), y sin embargo, sólo el 44% fueron exitosas (por simplificarlo, carreras exitosas son aquellas de 4 o más yds, que permitirían a la ofensiva lograr un 1er Down en un máximo 3 jugadas), mientras que Mularkey & Robiskie lograron un éxito medio en sus dos temporadas del 49%. Quizás la OL no ayudó. O quizás mandar a un RB ligero como Lewis por centro no fuera la mejor estrategia.

Es cierto que la primera mitad de temporada de Lewis fue bastante buena, pero poco a poco se fue desinflando. La manera de la que usaba LaFleur tampoco fue la óptima, pues Lewis demostró que en carreras por fuera o pases saliendo del backfield, es capaz de deshacerse de uno o dos posibles placadores y ganar bastantes yardas. Pero su insistencia en jugar carreras por el centro, hizo que fuera demasiado sencillo para el front-7 rival pararle en seco. De hecho, sólo el 34% de las carreras de Lewis fueron exitosas, mientras que su media en NE era del 57%.

Además, ha sido el año de su carrera en la NFL donde más snaps ha jugado, por lo que quizás incluso una falta de forma en las últimas jornadas pudiera explicar su declive.
En cualquier caso, hay que aprovecharle mejor.

Por suerte, cuando más falta hizo, apareció Derrick Henry. Su gran diciembre (625 yds, 8 TD) le ha ayudado a ser el 2º RB de la AFC en cuanto a yardas y el 6º de la NFL. Además, sus 12 TD de carrera son el máximo anotado por tierra desde los 14 TD de Chris Johnson en 2009.

Sin embargo, su falta de consistencia (como el ataque) es preocupante. Parece que la ya famosa charla que tuvo en la bye Week con Eddie George sobre sus fundamentos y problemas como RB le ayudaron muchísimo, porque hasta entonces su rendimiento era bastante gris para lo dominante que puede ser.

No lo tuvo fácil, pues fue contactado detrás de la Linea de Scrimmage en el 54’4% de sus carreras (2º en la NFL), muestra de que la OL no ayudó mucho. Sin embargo, Henry logró 3.92yds/car en esas carreras. Potencia. Y, de nuevo, gracias a Eddie George. Que lo demuestre a lo largo de toda una temporada es el siguiente paso que debe dar.

El resto no tuvo prácticamente ninguna oportunidad, a pesar de que la pareja Henry-Lewis nunca terminó de cuajar como esperábamos.

WR

Corey Davis:
65/112 rec, 891 yds, 13,7 yds/rec, 4 TD, 1 fumble
6 car, 55 yds, 9,2 yds/car,

Taywan Taylor:
37/56 rec, 466 yds, 12,6 yds/rec, 1 TD, 1 fumble

Tajaé Sharpe:
26/47 rec, 316 yds, 12,2 yds/rec, 2 TD
1 car, 16 yds.

Darius Jennings:
11/15 rec, 101 yds, 9,2 yds/rec.
1 car, 2 yds.

Cameron Batson:
8/11 rec, 82 yds, 10,3 yds/rec.
1 car, 1 yd.

Rishard Matthews:
3/6 rec, 11 yds, 3,7 yds/rec

Nick Williams:
0/2 rec.

Corey Davis fue el único WR de Titans que rindió en 2018 / Titansized.com

La marcha de Rishard Matthews en la Week 3 dolió al equipo mucho más de lo que se puede imaginar. En uno de los casos más raros jamás vistos, Matthews renovó en verano, para pedir ser cortado en otoño. Sinceramente, no sé qué ha pasado con él, pero tras la lesión de Walker, fue duro perder a uno de los mejores objetivos de Mariota. Y también fue duro perder al único veterano del cuerpo, dejando una unidad extremadamente joven e inexperta tras de sí.

Y es que Corey Davis jugó su primera temporada completa, Taywan Taylor tuvo numerosos problemas de drops e inconsistencia, Tajaé Sharpe nunca demostró tener la capacidad de pelear por más y Jennings y Batson son dos jugadores residuales/situacionales en ataque.

De acuerdo, Davis demostró que sigue la línea ascendente que ya vimos en las últimas jornadas de 2017. Fue el 8º WR de la NFL que más recepciones para 1er Down en 3er Down logró, con 20, lo que demuestra que Mariota le tiene confianza y él tampoco se arruga. Además, cuando está implicado en el juego de pase (+4 rec/partido), el ataque rinde mucho mejor según los datos. Sí, tiene que seguir creciendo para ser es WR#1 que se espera de él, pero va en la buena dirección.

El problema es que el resto del cuerpo es muy pobre. Es cierto que fuimos uno de los equipos que menos usó formaciones con 3 o más WR, pero eso no implica que tengamos que olvidarnos de la posición.

Quizás el año de Tajaé Sharpe sea la mejor comparativa de cómo fue la temporada para los WR de Titans. En los primeros 6 partidos, Sharpe tuvo 9 recepciones para 121 yds. De repente, en la Week 7, Sharpe se destapa con 7 recepciones para 101 yds. En los siguientes 9 partidos, vuelve a desaparecer, con 10 recepciones para 94 yardas. ¿Pero sabéis lo mejor? Que Tajaé Sharpe jugó aproximadamente el 60% de los snaps ofensivos y fue titular en 13 partidos.

Decepcionante. Mucho. Como todo el grupo. Salvo Davis, Mariota no tenía a nadie en quien confiar. Y se nota. Además, aunque poco a poco lo fuimos corrigiendo, fuimos uno de los equipos que más drops cometió. Quizás un poco de ayuda para Mariota no vendría mal, ¿no?

TE

Jonnu Smith:
20/30 rec, 258 yds, 12,9 yds/rec, 3 TD, 1 fumble

Anthony Firkser:
19/20 rec, 225 yds, 11,8 yds/rec, 1 TD

Luke Stocker:
15/21 rec, 165 yds, 11,0 yds/rec, 2 TD
1 car, 0 yds.

MyCole Pruitt:
9/11 rec, 102 yds, 11,3 yds/rec, 1 TD

Delanie Walker:
4/7 rec, 52 yds, 13,0 yds/rec

Fue duro rehacerse de la pérdida de un jugador tan importante como Delanie Walker. / SI.com

 

Cuando el que ha sido tu mejor arma aérea en ataque los últimos años se rompe la pierna en el primer partido y dice adiós a la temporada, sabes que va a ser un año complicado.

Jonnu Smith tuvo que llenar los zapatos de Delanie Walker demasiado pronto y demasiado rápido. El primer tercio de la temporada fue muy cuestionado porque sus números eran muy pobres y su rendimiento como TE bloqueador tampoco era especialmente brillante. Sin embargo, su segundo tercio de temporada empezó a despegar y a ver en él el potencial del jugador que se esperaba. La lesión le llegó en un momento donde se encontraba en una gran forma. Una verdadera lástima.

Eso dejó al grupo aún más tocado todavía, y en un ataque donde las formaciones con 2 TE son habituales, perder a los dos titulares es doloroso. Sin embargo, chapeau a Jon Robinson y el equipo de scouting de Titans porque encontraron a dos absolutos desconocidos como Firkser (aka ¡Harvard Boy!) y Pruitt, y ambos lograron rendir de inmediato en los pocos snaps que tuvieron.

El único que aguantó toda la temporada fue Luke Stoker, aunque vino a Titans con un rol claro: bloquear. Ya fuera como TE o como FB, Stocker ha sido el 6º mejor TE bloqueador de toda la NFL. Pero este año, debido a las circunstancias, ha tenido que atrapar balones, logrando superar las 10 recepciones en una temporada por primera vez desde 2012. Siempre era un pequeño «infartito» cuando el balón volaba hacia él, pero demostró bastante seguridad.

A pesar de todo, podemos decir que la unidad ha rendido bien, mérito también de nuestro nuevo OC, Arthur Smith. El único problema es que la posición de TE está ahora mismo bastante cargada y, aunque los TE son un arma fundamental en nuestro ataque, será complicado ganar tiempo de juego.

OL

En 2017 ya demostramos algún que otro problema, especialmente trabajando para la carrera, pero nada grave. En 2018 afrontamos un cambio de sistema, del Power-Block de Mularkey a un Zone-Block. Se esperaban “growing pains”, pero la verdad es que en ningún momento la OL llegó a cuajar y jugar a un nivel elevado.

Protegiendo al QB, fuimos la 4ª OL de la NFL que menos QB Hits permitió, con 70, lo que no está nada mal sabiendo que, de no ser por el aciago partido contra Baltimore, podríamos haber sido la OL con menos QB Hits. ¿El problema? Que de esos 70 QB Hits, 47 acabaron en sack (67%), el peor número de la NFL. ¿La siguiente OL? La de Raiders, que permitió 52 sacks en 89 QB Hits (58%). Pero vayamos un poco más allá.

Entre Mariota y Gabbert hicieron 432 dropbacks y fueron derribados en 47 de ellos. Eso nos da que nuestros QB recibían un sack en el 10.9% de sus dropbacks. Ningún otro equipo está por encima del 10%. Y Andrew Luck y los Colts, que lideran la NFL, están en torno al 2%. Tenemos un problema. Además, esos 47 sacks significan 12 sacks más que los permitidos el año pasado.

Abriendo huecos para la carrera estuvimos bastante peor. Sirva simplemente el dato que logramos más yardas tras contacto, que antes. Casi el 20% de todas las carreras fueron frenadas para 0 o pérdida de yardas, algo que nos coloca en el puesto 16 de la NFL. No es mal puesto, pero para un equipo como el nuestro que depende bastante de la carrera, son malas noticias.
El 81% de nuestras carreras fueron «between the tackles». Ocupamos el puesto 27 de la NFL en esas carreras, promediando 3,95 yds/car. Sin embargo, en carreras exteriores, que solamente fueron el 19%, tenemos una media de 5,89 yds/car. Casi 2 yardas de diferencia. El centro de la OL no rindió nada, pero nada bien.

Podríamos hablar de nuevo de las lesiones, pues en los 5 primeros partidos jugaron 5 OL diferentes por culpa de las lesiones. Eso, obviamente, perjudica mucho el trabajo de una unidad que debe estar perfectamente coordinada. Sin embargo no podemos obviar que en el centro de la OL, donde las lesiones tuvieron menos impacto, el rendimiento fue especialmente pobre y hay que plantearse seriamente una serie de mejoras.

A pesar de sus mimos, la OL no terminó de proteger demasiado bien a Mariota. / espn.com

Por fuera, Lewan fue a la ProBowl, sí, pero su nivel estuvo algo lejos del mostrado en años anteriores. Se perdió algunos partidos por lesión. Aun así, sigue siendo el mejor hombre y pieza clave de la OL.
Al otro lado, Conklin no lo tuvo fácil, pues volver de una rotura de pierna para un OL siempre es complicado. Y más aún si te has perdido toda la pretemporada, porque aún estabas rehabilitándote. Cuando pudo volver, quedó demostrado que no estaba al nivel de su año rookie y que tenía graves problemas para controlar a su rival. Al final, el equipo tomó la decisión correcta volviéndole a poner en IR con el objetivo de que se recupere sin prisas y al 100% y pueda regresar esta temporada su nivel.

Pero quien nunca falla es Dennis Kelly. Cuando lesionaron a Lewan con una conmoción, jugó como LT. Cuando Conklin demostró que no estaba al 100%, entró como RT. Cuando un martes murió su padre, ese mismo domingo jugó de titular con sus compañeros. Dennis Kelly es uno de los jugadores más infravalorados de esta OL. Su rendimiento en las circunstancias que ha jugado estos años que lleva con nosotros ha sido siempre muy bueno. Y da igual por la izquierda o por la derecha. Ha cumplido con creces. Reconozcámosle su mérito y su calidad.

Interiormente, como hemos dicho, la OL dio un paso atrás. Nunca fue una unidad interior especialmente brillante, pero en este 2018 se ha notado su falta de calidad.
Quizás la única excepción sea Quinton Spain. Entró en la temporada con su puesto cuestionado y creo que ha sido el único del interior de la OL que ha salido del 2018 reforzado. Es cierto que también ha sido el único sentado por decisión técnica (primero sustituido por Corey Levin directamente y luego por Ben Jones, pasando Levin al puesto de Center), pero su garra y determinación le convierten en un luchador y a pesar de no ser el mejor técnicamente, ha cumplido su papel. Rodeado de Lewan y de un Center de calidad, puede ser un G de garantías.

Para Ben Jones, 2018 fue otro año más como el que nos tiene acostumbrados. Juego decente, sin alardes, pero donde cada fallo que comente es demasiado clamoroso al haber pocos highlights para compensar. Ha corregido su tendencia a dejar los snaps en shot-gun bajos, pero su nivel general es demasiado gris. Levin le sustituyó bastante decentemente en un par de partidos. Quizás pasar a Jones al G, su posición natural, sea un buen movimiento. Sólo quizás.
Pero quien más decepcionó de todos fue Josh Kline. El año anterior no fue excesivamente bueno, pero cumplió con el papel. En 2018, con un cambio a la ZBS que en principio le venía mejor, se esperaban mejores cosas, y más con el cuantioso contrato que había firmado. Pues no fue así. Fue, quizás, el eslabón más débil de la OL y su puesto está firmemente en entredicho.

 

Adrian de Blas representando a Titans Spain

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