Deseos bengalíes para la lotería del draft

Apenas quedan unas pocas horas para el draft de la NFL. Esta gala anual, mezcla de evento deportivo y espectáculo televisivo, que tanto apasiona a los fieles seguidores del futbol americano. Una ceremonia alrededor de la cual se escriben cientos de artículos (informes sobre los jugadores que se presentan, mock-drafts, guías, …) y de la que aún se seguirá hablando mucho después (puntuaciones de los equipos, re-drafts cuando pase el tiempo, etc.). Resulta muy difícil de entender para quienes no están enganchados a esta droga footballera por qué una retahíla de elecciones de jugadores, prácticamente desconocidos para el público general, desata tal desborde de emociones. Por tanto, no me molestaré en explicarlo.

En lugar de eso me centraré en lo que el draft puede deparar para mi equipo, los Cincinnati Bengals. Pero lo haré apelando a una expresión usada por nuestros hermanos hispanoamericanos que me parece muy acertada: sorteo colegial. Efectivamente, por más vueltas y análisis que hagamos, es la diosa fortuna quien se ríe de todos nosotros, y nuestros cálculos y proyecciones. Nada está escrito antes de que ocurra. Ni el momento en que tal jugador saldrá elegido, ni mucho menos, cuál será su destino en la NFL, por mejores previsiones que le vaticinemos.

Quizá por esta razón, cada vez hay más equipos que prefieren canjear estas elecciones, tan supeditadas por el azar, por jugadores ya consagrados. En otras ocasiones, es la presión económica la que decanta preferir a un novato sobre un veterano (¿quién pagaría 10 millones a un runningback de 28 años cuando un rookie puede hacer prácticamente lo mismo por la décima parte del sueldo?). Pero, sobre todo, se elige ilusión: la nueva cara de la franquicia, el ídolo de la universidad local, la astucia de la franquicia por conseguir el “robo” del draft…

 

Los Bengals juegan en el draft al 87138

Diría que el draft es el único acontecimiento deportivo en el que todos los equipos ganan, de ahí que sea una gran fiesta. Todas las franquicias salen con más y mejores jugadores (esto es un hecho innegable), pero además, son precisamente los chicos que querían y necesitaban (ya se encargarán de promulgarlo así en los medios, sea o no real). Como cualquier acontecimiento tan estrechamente ligado a la suerte, el tiempo se encargará de poner las cosas en su sitio; pero mientras, preparemos bebidas y palomitas, y disfrutemos del show, aferrados al billete de lotería, cruzando los dedos para que salga nuestro número.

De todas las elecciones, la que despierta más expectación es la de primera ronda. Quienes llevamos ya un tiempo en esto sabemos que en realidad, el éxito o el fracaso de un draft se mide más por el acierto o desatino en el resto de rondas, pero no seamos aguafiestas. Es esta elección la que definirá al grupo de elegidos por cada franquicia, y la que más debate genera antes y después.

En el caso de Bengals, de entre todas las opciones posibles, creo que hay tres que destacan sobre las demás. No pretendo en este artículo describir las cualidades de los jugadores que voy a nombrar. Hay muchos compañeros que lo hacen infinitamente mejor que yo. Así que me centraré en su posible impacto en la escuadra bengalí.

 

Michael Mayer, #87, Tight-end, Notre Dame

La adquisición de Mayer daría al ataque de Cincinnati una dimensión tal que haría muy complicado para los rivales seguirles el ritmo (foto Darron Cummings/AP)

A priori, la elección de un tight-end no parece la mejor opción para una primera ronda. Sobre todo, para un equipo en el que este jugador sería el 5º en la lista de receptores (delante estarían los 3 widereceivers y el runningback). Pero Mayer aporta mucho más. Nacido en el norte de Kentucky, muy cerca de Cincinnati, ha manifestado en varias ocasiones su afición por el equipo atigrado, y especialmente, por compartir ofensiva con Joe Burrow. No es habitual que un jugador sea tan claro sobre su predilección, pero es indudable que la conexión con equipo y ciudad es un plus, tanto para su rendimiento deportivo como, por qué no, las facilidades que pudiera dar en el futuro en una hipotética renovación.

Centrados en su aportación en el campo, la de tight-end es la posición más débil del ataque. Si normalmente un jugador escogido en primera ronda debería ocupar una plaza de titular, es aquí donde veo más posibilidades de que se le abriera un hueco. El actuar titular es el recién fichado Irv Smith, un jugador que desde que fue drafteado en 2ª ronda por Minnesota ha decepcionado por su escasa producción y numerosas lesiones. Tan solo ha sido contratado por un año, por lo que no parece ser una clara apuesta de futuro. Los siguientes jugadores del depth chart bengalí, Sample y Asiasi tienen aún menos nivel.

Al razonamiento expuesto hay que añadir la predilección de head-coach y propietario por el juego aéreo. Con la edad de Boyd y lo que presumiblemente costará renovar a Higgins, Cincinnati se puede quedar en 2024 sin dos de sus mejores widereceivers. Encontrar una alternativa más pronto que tarde debería ser prioritario.

Otras posibles opciones: Dalton Kincaid (1ª ronda), Sam Laporta (2ª ronda), Tucker Kraft (3ª ronda).

 

Emmanuel Forbes, #13, Cornerback, Mississippi State

Aunque de constitución muy liviana, Forbes tiene el record de intercepciones retornadas para touchdown en el campeonato universitario (foto: profootballnetwork)

Decía anteriormente que un jugador de primera ronda debería ocupar una plaza de titular. Cincinnati ha perdido esta agencia libre a sus dos safeties titulares, Bates y Bell. Sus puestos serán ocupados por Daxton Hill (escogido en primera ronda del draft de 2022) y, en principio, por Nick Scott, jugador fichado en esta agencia libre, cuya calidad no suple la de quienes se han marchado.

Por otra parte, si Bengals usa mucho la ofensiva aérea, también es frecuentemente atacado por esta vía. Lou Anarumo, el coordinador defensivo, debe emplear por consiguiente formaciones con múltiples defensive-backs. Después de no renovar a Apple, el grupo de cornerbacks ha quedado muy justo de efectivos.

Por tanto, ya sea para una de las posiciones titulares de safety, o para dar profundidad a la de cornerback, una de las necesidades más obvias de Cincinnati de cara al draft es la de defensive-back. En este escenario podría encajar Forbes, ya sea como cornerback exterior cuando el rival ataque con múltiples receptores, o incluso, por su habilidad como “interceptador”, ubicado en la zona profunda como free-safety, en un papel muy similar al que interpretaba Bates.

Otras alternativas: Kalee Ringo, CB (1ª ronda); Julius Brents, CB (2ª ronda); Jammie Robinson, SF (3ª ronda).

 

Calijah Kancey, #8, Defensive-tackle, Pittsburgh

Las mejores esencias vienen en frascos pequeños. Kancey no tiene el tamaño habitual para un defensive-tackle, pero su capacidad para presionar es tremenda (foto de Michael Longo para USA Today Sports)

Una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil y, en este caso, en la línea defensiva bengalí es la posición de defensive-tackle de técnica 3. El titular actual es B.J. Hill, quien demostró buenas maneras en 2021 formando parte de la rotación con Ogunjobi, pero le vino grande la titularidad en 2022 en solitario. El pass-rush de Cincinnati fue el 4º peor de la liga el año pasado, un lastre muy pesado para un equipo con las máximas aspiraciones.

Un jugador como Kancey añadiría picante al frontal defensivo de 4 jugadores que suele emplear Bengals. Con la atención que demanda el nose-tackle Reader, podría aprovechar su capacidad de penetración en el backfield rival para generar caos. De paso, permitiría una mejor rotación de posiciones para mantener siempre fresca la presión por el interior de la línea.

No hace falta recordar el impacto que un jugador de la calidad de Aaron Donald aportó en la superbowl ganada por Rams. Un jugador diferencial en una posición determinante, como antaño era Atkins, puede ser la pieza definitiva que permita a Bengals alcanzar el sueño que tanto se le resiste.

Otras alternativas: Bryan Bresee (1ª ronda), Gervon Dexter (2ª ronda), Zacch Pickens (3ª ronda).

 

El draft no dura solo dos días

Pero como sabemos, el auténtico barómetro de un buen draft es el acierto en rondas medias y bajas. Aquellas donde, cruzando los dedos, aspiras a un jugador que aporte en las rotaciones, y de pronto, obtienes un titular inesperado, que descarga el foco de la franquicia en otras posiciones. Aquí es donde el factor suerte resulta más determinante. Tanto por el hecho de que otros equipos dejen pasar ciertos jugadores por tener otras prioridades, como porque en entrevistas y entrenamientos, tus técnicos hayan adivinado en él unas cualidades ocultas al resto.

Son los jugadores menos populares, cuyas elecciones en algunas ocasiones son eclipsadas por la publicidad televisiva. El ritmo es más rápido. Las transacciones entre las franquicias, constantes. La velocidad es enemiga de la prudencia, y eligen jugadores por encima de su proyección por miedo a que no lleguen al siguiente pick. Son las rondas que hacen las delicias de los “muy cafeteros”, de quienes viven con intensa pasión el football colegial. Los currantes del draft que se conocen los nombres que al resto de la humanidad suenan a chino.

Es obvio que cuantas más papeletas se tengan, más posibilidades de acierto. Cincinnati, en principio, sólo tendría un pick en cada una de las rondas restantes. Por orden de prioridad, en mi opinión, serían RB (Mixon está más fuera que dentro), profundidad para la línea ofensiva (en cualquier posición), WR (Boyd y Higgins son agentes libres el año que viene y también necesitamos un retornador) y LB (sólo Pratt estaría bajo contrato en 2024). Sin olvidar también encontrar un suplente para Burrow. Estas podrían ser algunas opciones en base a los jugadores por quienes los técnicos han mostrado cierto interés en el proceso pre-draft.

Previsiones para el tercer día de draft

4ª ronda: Tank Bigsby (RB), Dorian Thompson-Robinson (QB), Tre Tucker (WR)

5ª ronda: Ivan Pace (LB), Parker Washington (WR), Carrington Valentine (CB)

6ª ronda: Andrei Iosivas (WR), Aidan O’Connell (QB), Xazavian Valladay (RB)

7ª ronda: Richard Gouraige (OT), Brenton Cox (LB), Tyler Lacy (DE)

Y si en el draft no nos toca a quien queremos, siempre nos queda la salud

En definitiva, cualquier nombre, posición o proyección, no son más que meras suposiciones. Imposible saber si el número que jugamos es el ganador o estará maldito. Regocijémonos pues con el premio de estos nuevos jugadores, sean quienes sean, que a partir de la semana que viene serán nuestros próximos ídolos. Y no tomemos pesadumbre si nos quitan en las narices a fulanito, elegimos “demasiado” pronto a menganito, o sentimos que tal o cual posición queda desprotegida. Sólo es un juego. Eso sí, muy divertido.

 

La noche del draft es la gran fiesta de los aficionados al futbol americano. Sentémonos ante nuestras pantallas para disfrutarla los tres días que dura (Doug Benc / AP Photo)

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