Repasamos el All-22 del encuentro para desengranar las claves tácticas del duelo del sábado. Los New England Patriots dieron varios pasos atrás en su duelo ante Los Angeles Chargers y fueron borrados del mapa en un partido desequilibrado que acabó con un marcador de 40 a 7 a favor de los visitantes. Todas las buenas sensaciones generadas en el encuentro ante Bills de la semana anterior se esfumaron en los primeros minutos de juego, y apenas entrado el tercer cuarto el partido estaba ya completamente cerrado. El repaso del partido mediante el All-22 deja clara evidencia de cómo Jim Harbaugh y el staff de Chargers juguetearon con Jerod Mayo y los suyos de principio a fin. Patriots Patriots Patriots Patriots Patriots Patriots Patriots Patriots Patriots
La defensa de New England no fue competitiva en ningún momento
DeMarcus Covington llegaba a este encuentro con algo menos de ruido a su alrededor después de las buenas sensaciones generadas a partir del plan de contención diseñado para anular a Josh Allen. Sin embargo, el veteranísimo Greg Roman –coordinador ofensivo de Chargers– expuso todas sus vergüenzas y no soltó el pie del acelerador hasta que el partido estuvo completamente cerrado.
El objetivo principal de Covington fue el de detener el ataque de carrera de Chargers, convencido de que la clave sería volver unidimensional a su rival. Partió con cuatro defensive linemen en el frente y el apoyo de hasta dos linebackers exteriores, completando la caja con Elliss o Takitaki como middle linebacker y la alternancia de Mapu y Dugger como run support en los downs tempranos. En el juego de pase Covington se apoyó en la Cover-3, temeroso de que las crossing routes de Chargers fueran a estirar demasiado a sus safeties en horizontal. En planteamientos individuales, Gonzalez y Austin cubrían el perímetro con Jonathan Jones en el interior, pendiente del siempre peligroso Ladd McConkey –generalmente recibiendo ayuda de un safety–.

El plan se mostró ineficaz desde el principio. A pesar de que la defensa consiguió sacar a Herbert del campo en el primer drive, Chargers encadenaría a partir de ahí siete secuencias anotadoras consecutivas que a todos los efectos cerrarían el partido. Este éxito en ambas facetas del juego se cimentó sobre el dominio de su línea ofensiva en la línea de scrimmage.
En el juego terrestre, New England solo consiguió frenar a Chargers en situaciones de stretch y outside zone en las que la defensa supo acompañar los movimientos de la línea ofensiva e impedir que se formaran carriles. Sin embargo, la falta de contundencia de la defensa en el juego más norte-sur permitió a Greg Roman controlar el partido con conceptos de power running y arruguitas interesantes como jugadas de pin and pull.

No es un secreto que Justin Herbert es un quarterback capaz de explotar las debilidades de las defensas. Con la baja presión generada por el frente de New England –solo en el 17.5% de los dropbacks–, Herbert tenía todo el tiempo del mundo para diseccionar las coberturas zonales. Tampoco las asignaciones individuales ofrecían mejor resultado. El hecho de que Christian Gonzalez abandonase el partido en el segundo cuarto no fue excesivamente determinante, ya que la defensa se estaba mostrando incapaz de contener al ataque rival incluso con el cornerback estrella en el campo.
La falta de confianza en sus coberturas provocó que DeMarcus Covington se volviese excesivamente conservador en el playcall, permitiendo a Herbert diseccionarlos con calma desde el pocket. Todavía solo dos anotaciones por debajo y en una situación de 3&5 en la yarda 10 de Chargers, por poner un ejemplo notorio, decidió salir en Cover-4 y el estiramiento vertical de uno de los receptores del perímetro permitió una conversión sencilla a Johnston mediante una ruta underneath, a pesar de que Jennings había conseguido alterar a Herbert con presión rápida.
Chargers fue capaz de vencer las coberturas individuales tanto con talento como con pizarra. En cuanto al talento, aprovecharon su velocidad y los matchups favorables para atacar a jugadores en situaciones de debilidad –principalmente a Jonathan Jones, que se vio superado repetidas veces tanto en rutas cruzadas como verticales –. En cuanto a la pizarra, Roman puso mucho énfasis en alinear a sus receptores en bunches o con muy poca separación para generar tráfico y rubs y liberar a un receptor mediante el diseño. New England fue incapaz de encontrar soluciones. El guion del partido se mantuvo constante: Chargers podía mover cadenas a voluntad tanto por tierra (4 yardas por carrera en 37 carreras) como por aire (26/38, 281 yds).

La presión anuló por completo el plan de Van Pelt y no hubo partido
La defensa de Chargers –comandada por Jesse Minter– es conocida por estar basada en las coberturas zonales, principalmente Cover-3 y Cover-4, utilizándolas en el 79,6% de sus jugadas esta temporada. Confían en su habilidad para enmascarar esas coberturas y en las presiones simuladas para ganar en downs tempranos de pase, a la vez que utilizan paquetes agresivos contra la carrera para forzar situaciones de tercer down de pase claro. Es aquí donde sacan su arma favorita: las fire zone. Chargers utiliza conceptos de blitz con cobertura en zona un 18,4% de las veces.
Alex Van Pelt conocía estas tendencias y preparó un plan acorde a estas situaciones. Sin embargo, su línea ofensiva nunca fue capaz de sobreponerse a los retos que le propuso la defensa. Chargers generó presión en un 54,8% de los dropbacks de New England. Ese dato, absolutamente demoledor, explica toda la historia. Los diseños de Van Pelt estaban bien trabajados y en el tape se puede ver que, con el tiempo necesario para desarrollarse, eran adecuados para atacar los puntos débiles de Chargers. Una mezcla de la presión de la defensa de Chargers y de la indecisión en los quarterbacks de New England impidió aprovechar algunas situaciones favorables a lo largo del encuentro.

Drake Maye, impreciso y acelerado en su peor partido como Patriot
Cortita y al pie: Drake Maye tuvo su peor partido como New England Patriot. Sin embargo, un jugador tan talentoso como Maye es capaz de dejar highlights tan espectaculares como el touchdown del sábado: una free play en la que identificó –con la presión de Bosa en la cara– que Douglas podría aprovechar el espacio entre dos defensores profundos en una Cover-3. Sin una base firme y con el peso del cuerpo en el pie trasero, lanzó un balón sorprendentemente tenso bajo el que Douglas hizo una enorme jugada para confirmar el catch.
Con lo positivo ya comentado, el partido de Drake Maye fue el de un quarterback acelerado debido a la presión del rival y las limitaciones de su línea ofensiva –y quién sabe si algunas consecuencias del golpe en la cabeza del drive inicial–. Las jugadas no tenían tiempo para desarrollarse y los juegos mentales de Minter y Harbaugh comenzaban a hacer mella en Maye, que solo podía completar pases sencillos en rutas out y underneath que apenas hacían cosquillas a la defensa.
Maye no lanzó ninguna interceptación en este partido, algo que sucede por primera vez desde el partido de Londres y segunda en total en su carrera. Sin embargo, sí regaló un balón de manera innecesaria con un fumble en un pitch incomprensiblemente mal ejecutado. En general hubo varios balones imprecisos y un par de ocasiones en las que o no apretó el gatillo o su indecisión le acabó llevando a caer en la presión de la defensa. Su irresponsabilidad a la hora de exponerse a contactos innecesarios se atisba como una tendencia a erradicar con urgencia.
Minter y Harbaugh volvieron locos a Maye y a la línea ofensiva –cuyo center estaba en su primera titularidad en la posición– con herramientas como presiones simuladas, stunts y overload blitzes. La línea ofensiva es la debilidad de este equipo, y McDermott dejó evidencia la semana pasada de que las situaciones de overload son una manera casi infalible de anular por completo a Maye y al ataque de Patriots.

¿Podemos sacar algún punto positivo del partido?
El partido de New England fue, a título general, uno de los peores de una temporada que está repleta de malos partidos. Sin embargo, siempre se pueden encontrar puntos positivos a comentar, aunque sean escasos. El primero de ellos tiene que ser Anfernee Jennings, que se mostró como el jugador más sólido contra la carrera y consiguió generar varias presiones efectivas en el juego de pase. Una de ellas ganándole el duelo individual a Joe Alt.
Más allá de Jennings, cuesta encontrar elementos que resultasen funcionales en este encuentro. El siempre fiable Schooler o un servicial Antonio Gibson podrían entrar en esta lista.
Reblandecido por el espíritu navideño podría dar un segundo punto positivo, limítrofe y quizás polémico, al interior de la línea ofensiva, que consiguió generar algo de movimiento en el frente de Chargers en el juego de carrera. Lo habitual para este grupo es ser desplazado hacia atrás en estas jugadas, así que conseguir algo de empuje siempre es un avance. Cole Strange debutó en la posición de Center en un partido en el que sus principales problemas vinieron en la identificación de presiones. Además, snapeó un balón cuando sus compañeros no estaban preparados, provocando un sack en el que los dos ends de Chargers se encontraron en Maye, sin que nadie pudiera participar en la protección.
Los negativos del partido, con mucho más peso
Hay muchos jugadores que dejaron sensaciones muy negativas en el campo. Sin embargo, y por no explayarme en demasía, voy a detallar cuatro de manera rápida y concreta:
Demontrey Jacobs continúa siendo ineficaz como tackle derecho. Completamente superado una semana más. New England no puede tener ninguna aspiración medianamente seria con este nivel de juego de sus tackles.
Jonathan Jones fue identificado como punto débil de la secundaria y atacado durante toda la parte competitiva del partido. Otro jugador que fue totalmente superado.
Kyle Dugger tuvo otro mal partido dentro de su mala temporada. No recibió bien el traspaso de la cobertura en el primer touchdown y salió en la foto del segundo por anticiparse demasiado a un falso mesh que McConkey rompió hacia el exterior para desmarcarse. McConkey volvió a quemarle en el tercer touchdown de pase del encuentro, aunque aquí comparte responsabilidad con Jonathan Jones.
Hunter Henry. Es casi inconcebible que Hunter Henry aparezca en los puntos negativos. Y quizás es excesivo, porque es una única jugada la que provoca que esté aquí. A pesar del dominio de Chargers, el marcador al descanso era de 20-7 con balón de New England en el tercer cuarto. Esto significa que un touchdown te permitía colocarte a una anotación y mantenerte con vida en el partido. Henry cometió un holding innecesario en una bubble screen nada más empezar el cuarto que abortó el drive por completo y dio al traste con la poca inercia que se había generado. Su participación en el partido al margen de esta jugada fue poco más que testimonial.
Tras esta derrota, y con un irrelevante partido ante Bills todavía en calendario, New England prácticamente cierra la temporada en un punto bajísimo en cuanto a juego y sensaciones. La lista de tareas para la offseason crece, y quizás el primer punto a abordar tenga que ver con la posición de entrenador jefe.
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