¿Quién engañó a Rodgers?

Al ex-detective de homicidios Highfield le encantaba contemplar el anochecer en su ciudad. Sobre todo, en días como hoy, cuando la lluvia salpicaba de furiosas lágrimas el cristal de la ventana de su nueva oficina. Se echó una mano al bolsillo de la chaqueta para sacar un cigarrillo pero sólo encontró una pastilla de chicles de nicotina. Una imposición de Amanda, quien odiaba el tabaco. Hacía más de media hora que debía haber cerrado para reunirse con ella, pero la perspectiva de tomarse una cerveza sin alcohol (otra imposición suya) no le atraía lo más mínimo. De pronto, oyó abrirse la puerta detrás de él.

  • ¡Está cerrado! –espetó sin volverse-. ¿No ha leído el horario, en el cartel de la…?
  • Vaya, vaya, Highfield –saludó el visitante interrumpiéndole-. Veo que no te va nada mal.

Highfield se quedó helado al reconocer la babosa voz de su ex-jefe, el inspector Williams.

  • Oh, vamos Highfield, no hay que ser tan rencoroso. Además, vengo en son de paz, a proponerte un trabajo. No creo que te sobre, en este antro al que llamas “agencia de detectives privados”. Supongo que habrás oído hablar de Aaron Rodgers, ¿no?

Lo que le nacía en aquel momento era romperle la cara a ese malnacido, pero consiguió controlarse, consciente de que el inspector tenía poder de sobra para hacerle cerrar su humilde agencia. Además, Amanda tampoco aprobaba las peleas. Sin embargo, aunque su deseo era echarle de ahí, la mención de Aaron Rodgers, el afamado quarterback de los Green Bay Packers había captado su atención.

 

 

Un cliente inesperado

  • Veo que he captado tu atención, Highfield –dijo Williams mientras se sentaba en el sillón de los clientes sin pedir permiso-. Como sabrás, Rodgers está haciendo una temporada penosa. Es de dominio público que es un asiduo consumidor de ayahuasca. Según mis fuentes, la última partida que le proporcionaron estaba adulterada, y de ahí su pobre rendimiento deportivo.
  • ¿Y esto que tiene que ver conmigo? Si hay un delito, investigadlo vosotros. Te recuerdo que, gracias a ti, ya no tengo placa.
  • No es tan fácil –confesó Williams encendiéndose un cigarrillo, conocedor sin duda del efecto que la abstinencia del tabaco provocaría en Highfield-. La ayahuasca no es un alucinógeno prohibido. Si este desgraciado se drogara como Dios manda, ya hubiésemos intervenido. Por eso, cualquier investigación que se haga no puede tener carácter oficial.
  • Si no hay delito, ¿qué demonios hay que investigar?
  • Sin duda, sabrás que la relación de Rodgers con su actual equipo es, ¿cómo podría describirlo?… Tensa. Hay muchas posibilidades, y esto no lo vayas contando por ahí porque es confidencial, de que abandone Green Bay al finalizar la temporada. El propietario de una franquicia que estaría muy interesada en contratarle, y no te voy a decir su nombre, desearía saber qué hay de cierto en todo esto. Hasta qué punto es la ayahuasca adulterada, y no su propio declive por la edad, el responsable de su mal rendimiento. Hay muchos millones en juego, y mi “amigo” quiere estar seguro.
  • ¿Y qué gano yo en todo esto?
  • Mi eterno reconocimiento.
  • Eso no vale una mierda.
  • Y una generosa recompensa de mi “amigo”, el dueño de la franquicia.

 

El propio Aaron Rodgers ha admitido que el consumo de ayahuasca le hace mejorar su rendimiento deportivo y personal (foto: Getty Images)

 

 

Un viaje hacia el Norte

El pueblo de Green Bay, Wisconsin, recibió a Highfield con una fina nevada. Criado en el medio oeste, Highfield prefería el crudo frío al pegajoso calor de su ciudad. Sin embargo, su coche no compartía tales preferencias. Apenas apagó el contacto en el parking del motel, un estertor mortuorio, seguido de un espeso humo negro, salió del capó.

Maldiciendo, recogió en recepción la llave del austero apartamento que había reservado y subió a la habitación. Se dio una larga ducha con agua caliente y, tras telefonear a Amanda, comenzó a hacer una lista de las personas que podrían tener algo contra Rodgers. En una primera impresión, dado el carisma y carácter simpático y agradable del QB, pensó que sería una lista corta. ¡Qué equivocado estaba!

A la mañana siguiente, lo primero que hizo fue dirigirse a un taller para que se hiciesen cargo de la reparación de su vehículo.

  • Mientras esté por aquí ¿no le interesaría un vehículo de sustitución? –preguntó el dueño-. Puedo ofrecerle un Tesla.
  • Antes arrastrarme en mitad de una tormenta de nieve que sentar mi culo en un coche eléctrico –respondió Higfield ante la sonrisa del dueño del taller, quizá por compartir su opinión, o puede que porque precisamente eso era lo que tendría que hacer si los pronósticos del tiempo eran correctos-.

 

 

El primer sospechoso

El primer nombre de la lista era Leandro Gadicto, el camello oficial de los Packers. La franquicia tenía un acreditado pasado de permisividad en el consumo de sustancias. El anterior quarterback, Favre, era un conocido adicto: alcohol, vicodina… Supongo que debe hacerse difícil soportar la dura vida aquí sin ayuda de algún tipo droga, pensó Highfield. Gadicto regentaba una tienda de souvernirs de productos autóctonos de la tribu india nativa Ho-Chunk, todos ellos fabricados en China.

  • ¿Qué se le ofrece, caballero? –saludó a Highfield cuando entró al establecimiento-.
  • Me gustaría adquirir ayahuasca –dijo sin más preámbulos-.
  • Lo siento, caballero. Aquí no vendemos ese producto.
  • Oh, perdone mi descortesía. Olvidé presentarme. Aquí está mi tarjeta. Mi nombre es Benjamin Franklin –dijo Highfield dejando un billete de 100 dólares sobre el mostrador que rápidamente se guardó Gadicto -.
  • Ah, en ese caso, permítame que le muestre un amplio surtido de variedades de…
  • No quiero la mercancía que sueles endosar a los turistas ingenuos. Quiero la mierda que le vendiste a Rodgers.
  • Perdone…caballero, pero… no sé de qué… me está hablando –tartamudeó Gadicto-.
  • Oh, disculpe nuevamente mi falta de educación –se excusó Highfield-. Olvidé enseñarle mi carnet de cliente VIP –dijo sacando del abrigo su revólver Smith & Wesson, y encañonando a Gadicto con él-.
  • Noooo, yo no quería –balbuceó Gadicto muerto de miedo, cubriéndose la cabeza con las manos, como si eso pudiese contener la potencia de disparo de los cartuchos .500 Magnum-. Me obligaron. No tuve más remedio. Además, no la tengo aquí, está en mi casa.
  • Pues vamos a por ella. Y andandito, que tengo prisa (y no tengo coche, olvidó añadir Highfield).

 

Tras superar adicciones al alcohol y a la vicodina, Favre ha dedicado un gran empeño en denunciar el abuso de sustancias en la NFL (foto: Green Eagle)

 

 

El caso Rodgers se vuelve peligroso

Salieron de la tienda por la puerta de atrás. Delante iba Gadicto y, detrás de él, Highfield empuñando su arma por dentro del bolsillo del abrigo para no llamar la atención. No pensaba disparar, por supuesto, pero sabía que el miedo es un excelente acicate para soltar la lengua.

No lo vio venir. Estaban cruzando la calle cuando un todo-terreno oscuro aceleró contra ellos. A Highfield apenas le dio tiempo a saltar para echarse un lado. Gadicto no tuvo tanta suerte. O agilidad. Tan veloz como llegó, el vehículo abandonó la escena sin darle tiempo a tomarle la matrícula. Todo pasó en solo un par de segundos. Profesionales. No fue un accidente.

Se puso en pie y se acercó hacia donde yacía Gadicto, mientras uno a uno, empezaban a llegar curiosos. El camello tenía los ojos abiertos como aún sorprendido y la boca formando una extraña mueca. Sus extremidades estaban retorcidas en ángulos imposibles, y de su cabeza empezaba a manar un hilillo de sangre que volvía rosácea la nieve donde había sido atropellado. La gente empezó a llamar a gritos a una ambulancia que sería incapaz de devolverle la vida al pobre infeliz.

Highfield tuvo claro en ese momento dos cosas: que la investigación iba por buen camino y alguien efectivamente había querido intoxicar a Rodgers y estaba borrando sus huellas, y otra, que su propia vida, envuelto en aquel turbio asunto, corría serio peligro. Decidió alejarse de ahí lo más rápido posible mientras se dirigía al domicilio de su siguiente sospechoso.

 

 

El segundo sospechoso

Estaba llegando al chalet de su segundo sospechoso cuando de pronto, recibió el impacto de un balón en el rostro.

  • ¡Perdone caballero! –se disculpó una voz desde dentro de la casa-. Estoy entrenando y no hay manera de mejorar la precisión de mis pases.

Al momento, Jordan Love, quarterback suplente de los Green Bay Packers, salió a recuperar su balón e interesarse por la salud de su reciente damnificado.

  • ¿Se encuentra usted bien?

Hacía falta algo más que un simple balonazo para tumbar a Highfield, pero en este suceso encontró la escusa perfecta para hablar con él. Cada vez que, en un caso, la víctima era un quarterback titular, el suplente era el principal sospechoso.

  • Pues la verdad es que me encuentro un poco mareado.
  • No se preocupe. Entre conmigo y le prepararé un té.

“¿Un té? Nadie puede ser sospechoso de un acto criminal si bebe té” –pensó Highfield-. Al instante, le descartó como responsable del envenenamiento, pero aun así, aprovechó la situación para conocer más detalles sobre el caso.

  • Me tomaría un café, si no es mucha molestia.
  • Pues no sé si tendré…

 

 

Jordan Love es un ser adorable, valga la redundancia

Love resultó un amable anfitrión, que contestó con paciencia todas las preguntas de Highfield.

  • ¿Rodgers? El mejor compañero que podría tener. Carismático, solidario, gracioso… Fíjese en esa foto, en la que estoy con mi madre mi primer día en Lambeau. ¿Puede verle ahí entre los dos, haciendo como que calienta? Y esa otra, el día que le pedí matrimonio a mi prometida, ¿ve esa cabeza que asoma entre los árboles? Es él. Le encanta aparecer en las fotos, haciendo “photobombing”. Y en lo deportivo, no sólo es, para mí, el mejor quarterback de su generación, sino que cada día contribuye a hacernos mejores a los demás.
  • No tengo entendido eso. Además, es preciosamente él quien le cierra la puerta a la titularidad.
  • No se engañe, no hay que hacer caso a todo lo que se publica. La mayor parte no es más que una pose, la necesidad de representar el papel que se espera de cada uno. Un verdadero líder no sólo tiene que dar jabón, sino a veces también una colleja. Si no estuviera continuamente presionándonos para mejorar, hubiera sido imposible alcanzar las cotas que hemos conseguido como equipo. Y en cuanto a mi progresión profesional, no me hago ilusiones. Sé que no estoy a la altura de mis predecesores, Favre y Rodgers. Quizá algún día sea titular, solo para demostrar que ése no es mi sitio. Cuando ocurra, será el fin de mis días aquí. No me quejo. Tuve la fortuna de que confiaran en mí para escogerme en primera ronda, lo que me ha permitido ganar un buen dinero como suplente. La perspectiva de saltar de un equipo a otro cuando termine mi contrato tampoco me desagrada demasiado, siempre que pueda seguir ligado a este maravilloso deporte.

 

Jordan Love resultó tan encantador como mostraba su apellido (foto de Kassidy Hill para Packers News)

 

 

La afición defiende a Rodgers

El siguiente sospechoso era Mark Murphy, presidente ejecutivo de la franquicia. Seguir a pie era demasiado arriesgado, así que llamó a un taxi para acudir a la cita.

  • ¿Rodgers? Una institución aquí, amigo –dijo el taxista-. La afición le adora. Quienes le abuchean son cuatro niñatos, acostumbrados a los buenos tiempos. No han conocido los años oscuros que siguieron a la muerte del gran Lombardi. Entre 1968 y 1991, sólo 5 temporadas con balance positivo. Venir aquí se consideraba un castigo para los jugadores.
  • Pero reconocerá que, este año, parece haber perdido su magia.
  • ¿Se refiere al año en que le han vuelto a dejar, otra vez, sin su mejor receptor, teniendo que lanzar a verdaderas medianías? ¿El año en que el RB Dillon es incapaz de irse de nadie? ¿Con un desbarajuste total en la línea ofensiva? ¿El que la defensa es un coladero? ¿O tal vez el que los equipos especiales dan auténtica vergüenza? No se equivoque, si la temporada es un desastre, hay muchos más culpables.
  • Tiene razón, pero de alguien como él, siempre se espera que…
  • Siempre se espera, siempre se espera… Si al cualquiera de nosotros le hubiesen tratado así sus jefes, ya haría tiempo que hubiésemos mandado todo a la mierda. No hacen más que compararle con Brady, pero a él le construyeron auténticos equipazos. Poco se habla de sus inicios con Corey Dillon, o una defensa brutal. Si incluso le trajeron a Moss, que bien lo sufrimos aquí, malditos vikings. Hasta en Tampa le han hecho un equipo a su medida. Mientras, Rodgers, año tras año, tapando las miserias de una directiva absolutamente incapaz de construir una franquicia ganadora. Bien podemos dar gracias de que, con todo en contra, fuera capaz de traer un anillo a la ciudad.

 

 

En su carrera en los Packers, Rodgers les ha llevado 11 temporadas a playoffs, con 5 presencias en la Final de Conferencia, y la consecución del Super Bowl XLV (foto: Sports Illustrated)

 

 

El caso Rodgers se complica

  • Dese prisa con la entrevista, no tengo todo el día –le dijo Murphy tras la leer la falsa acreditación de periodista que le mostró Highfield-.
  • Bien, entonces iré directo al grano, ¿por qué está boicoteando la temporada de Rodgers, adulterando su ayahuasca?
  • ¿Có…cómo dice? ¿Se ha vuelto loco?
  • Vamos, no se haga el inocente. Usted ya vivió la marcha de Favre. No es fácil desprenderse de una leyenda, sobre todo cuándo no quiere irse. Así que su plan fue provocar que, por su mal juego, fuese la propia afición quien pidiera largarle. Esto le permitiría quedar bien ante la opinión pública, sanear cuentas, y elevar a su protegido, Love, a la titularidad para justificar su incalificable decisión en el draft 2020. Todo encaja.
  • Es el mayor disparate que he oído en mi vida. ¿Cree que iba a firmarle, hace apenas 8 meses, una extensión de contrato por 50 millones anuales, si eso fuera verdad? ¡Es el MVP de la NFL en dos años consecutivos, por amor de Dios! Rodgers es nuestro principal activo, y cuando amenazó con irse, no podía dormir pensando en repetir la pesadilla que fue la marcha de Favre. Cuando Rodgers ya no quería a McCarthy, no me importó ser el malo en su despido. Y echaría también a LaFleur si me lo pidiera. ¿Y dice que quiero sustituirle por ese paquete de Love? Es un gran chico, y quizá nos precipitamos en su adquisición, pero ¿qué ha jugado? ¿8 ratitos, con más intercepciones que touchdowns?
  • Y le diré una última cosa antes de que desaparezca de mi vista –añadió Murphy-. Quizá a alguien de la ciudad como usted podamos parecerle unos pueblerinos, pero esto es “titletown”. Aquí solo vale ganar. Tenemos nuestro orgullo. El equipo no es mío, sino de los socios. Y esta ciudad, vive por y para el football. Con errores y aciertos, nuestro único objetivo es ser fieles a nuestro glorioso pasado. Y no es nada fácil siendo el mercado más pequeño de toda la NFL.

 

Durante la pasada offseason, los rumores de una posible retirada de Rodgers fueron la comidilla en la NFL (foto: Sporting News)

 

 

Una nueva pista puede dar un inesperado giro a la investigación

Decepcionado tanto por el curso de la investigación, como por lo abultado de la factura de reparación de su coche, Highfield regresaba de Green Bay sin una idea clara de qué conclusiones presentarle al inspector Williams. Estaba sumido en esos negros pensamientos cuando de pronto, al fijarse en un desvío, una idea cruzó por su mente. Dando un frenazo y un peligroso giro en la autopista, lo tomó maldiciéndose a sí mismo sobre cómo podía haber estado tan ciego.

Aparcado frente al Halas Hall, las oficinas de los Chicago Bears, Highfield aguantó paciente (y muerto de frío) la salida de su objetivo: Ryan Poles, el nuevo General Manager. Incapaz de confeccionar un plan mejor, le encañonó, le obligó a meterse en su coche, y puso en marcha su grabadora para grabar su declaración.

  • Fueron ustedes quienes adulteraron la ayahuasca de Rodgers, ¿no es cierto?

En lugar de sentirse intimidado, Poles comenzó a reír.

  • Durante años, Rodgers ha sido una tortura para los Bears –continuó Highfield-. De hecho, incluso proclama con soberbia ser el dueño de Chicago. Con el envenenamiento, conseguían el doble propósito de desactivarle y, además, empañar su legado.
  • Debe ser una broma, ¿no? Por supuesto que estamos disfrutando con su declive, pero tenemos cosas más importantes de qué ocuparnos. Rodgers es el pasado. El futuro es Fields y los quarterbacks como él. Estamos construyendo un equipo a su alrededor. Tras los traspasos de Quinn y Roquan Smith tenemos ya 9 picks para el draft de 2023. Además, nuestro espacio salarial para la próxima temporada es el mayor de la liga. 116 millones, casi el doble que el segundo. Con todo este arsenal podremos confeccionar un equipo que doblegue a cualquier rival, incluido Packers, sin Rodgers o mejor aún, con él.

 

El futuro de los Chicago Bears es brillante a los mandos del QB Justin Fields (foto Twitter)

 

 

De vuelta, con la sorprendente resolución del caso Rodgers

  • Espero no tener que arrepentirme de esto, Highfield –amenazó Williams-.

Sentados en los lujosos sillones del despacho privado de la mansión del misterioso millonario, propietario de la franquicia que pretendía a Rodgers, inspector y detective privado le esperaban, contemplando las aberrantemente caras obras de arte que lo ¿decoraban? Highfield había llamado a Williams para decirle que ya había resuelto el caso, pero que no le diría nada si no era en presencia de su cliente.

  • Bueno, bueno, bueno, mi querido Highfield –saludó pomposamente el millonario haciendo su entrada en la sala-. ¿Tenemos ya al culpable?
  • Por supuesto –afirmó Highfield con una sonrisa-. Y creo que lo conoce bien, porque… es usted mismo.

Williams y el millonario se revolvieron furiosos en sus sillones, clavando sus ojos de ira en el detective.

  • Pero, ¿cómo se atreve?
  • Oh, vamos, no me tome por imbécil. Toda esta investigación ha sido una farsa. Desde el principio, no han hecho otra cosa que hacerme dar vueltas en círculos. Buscar un supuesto envenenador cuando fueron sus esbirros, con sus ilimitados medios, quienes adulteraron la ayahuasca y eliminaron al camello, el único cabo suelto. Su objetivo al mezclarme en este embrollo no era sino que encontrara una cabeza de turco a quien responsabilizar públicamente de la intoxicación, mientras usted, el auténtico criminal, quedaba oculto en la sombra.
  • ¿Qué está diciendo, payaso? –inquirió el enfurecido millonario con el rostro enrojecido poniéndose en pie-.

 

La temporada 2022 de Rodgers y los Packers está resultando nefasta. Bajo esta perspectiva, no sería descartable el traspaso del QB a otra franquicia donde poder aspirar a un nuevo asalto al trofeo Lombardi mientras se reconstruye la franquicia de Green Bay (foto de Dan Powers/USA TODAY NETWORK)

 

 

El culpable de la intoxicación de Rodgers, al descubierto

  • Con esta sutil maniobra, conseguiría que fuesen los propios Packers quienes, indignados con Rodgers, le cortasen y dejasen disponible sin tener que pagar por él valiosos picks de draft. Por otro lado, las franquicias competidoras: Carolina, Indianápolis, Atlanta, Washington… sea cual sea la que no es la suya, achacarían su mal juego al lógico declive por la edad, sin sospechar del envenenamiento y, por tanto, ofrecerían por él mucho menos de lo que usted, conocedor del engaño, estaría dispuesto a pagar por un Hall of Famer al que todavía le quedan muchas buenas temporadas por delante.
  • ¡Fuera de mi casa! –ordenó indignado el millonario-. Lárgate antes de que suelte a los perros.

 

De vuelta a la oficina, Highfield se lamentaba de haber aceptado el caso. Ni siquiera la cara de fastidio de Williams, o haber desenmascarado el ardid contra Rodgers, compensaban los numerosos gastos provocados por una investigación de la que no cobraría ni un centavo. A Amanda no le iba a gustar nada. Ni tampoco lo que pensaba hacer a continuación.

  • Creo que necesito un trago –se convenció Highfield-.

 

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